Fausto Triana*
Luego de concluir el 2021 con las angustias por casi tres meses de erupciones en el volcán Cumbre Vieja de la isla canaria de La Palma, y pese a la amenaza todavía de la variante Ómicron del SARS-CoV-2, las expectativas proyectaban optimismo.
De cierto modo, el período que concluye permitió un poderoso salto en la recuperación del turismo, una de las bazas de la economía española, pero la influencia de la guerra en Ucrania en la crisis energética se sumó a los vaivenes del clima, con bastante saña en el país ibérico, especialmente en el verano.
Antes, ya venía la sequía de forma pronunciada, al punto de dejar los embalses en niveles alarmantes entre el 30 y 40 por ciento, y obligar a ciertas restricciones con el uso de líquido vital en algunas regiones.
-CALOR E INCENDIOS
El anticipo de lo que vendría de forma intensa a partir del mes de mayo, llegó con la Calima y el polvo del desierto del Sáhara, que cubrió en abril la superficie de casi todo el territorio español, incluida Madrid, con tonos rojizos en el cielo y el color terracota dominante en las calles.
Fue una semana en que desaparecieron los cielos despejados y azules característicos de España casi todo el año. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.
La intensa ola de calor comenzó a configurarse al inicio del mes de mayo y la andanada de incendios forestales desató el pánico en numerosas poblaciones de esta nación.
Con temperaturas que llegaron a mantenerse en promedio de 40 grados centígrados en casi toda España, la situación se extendió hasta la primera quincena de septiembre, con un saldo de cuatro mil 700 personas fallecidas como consecuencia directa o indirecta de esta situación.
Alrededor de 300 mil hectáreas fueron arrasadas al cierre del mes de agosto, el peor balance de los últimos 15 años, según el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS), del programa Copernicus.
Esta cifra supone que un 0,58 por ciento del territorio español resultó devastado y cuadruplica la media de hectáreas quemadas en la última década (69 mil 331).
En total, se calculan más de 45 grandes fuegos que impactaron particularmente a Ourense, Lugo, Castellón, Alicante, Zamora, Navarra, Cáceres, Ávila, Lleida, Málaga y Zaragoza. Fuegos que acabaron como mínimo con más de 500 hectáreas de bosques cada uno.
EXPERTOS HABLAN
Investigadores y expertos del ámbito forestal, estudiantes, periodistas y profesionales de colectivos vinculados a la extinción de incendios forestales, participaron en octubre en el Congreso Ibérico Sobre Zonas Estratégicas de Gestión Firepoctep.
La idea principal fue deliberar acerca de políticas de prevención y lucha integral contra los grandes siniestros forestales en el sur de Europa, una cita realizada en Huelva bajo el auspicio de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía.
Los participantes analizaron el actual contexto de calentamiento global y vulnerabilidad ante este tipo de desastre que presentan las regiones del sur de Europa.
España y Portugal se encuentran entre los estados de la Unión Europea más vulnerables al cambio climático. Tanto es así que, en los últimos 30 años, ambos países han sido escenarios de fuegos cada vez más devastadores.
Bajo el paraguas del Programa de Cooperación Transfronteriza Interreg VA España-Portugal, desde 2020 los dos estados pusieron en marcha el Proyecto Firepoctep, dirigido a favorecer el desarrollo entre estas regiones vecinas fronterizas, fortalecer los sistemas de prevención y extinción de incendios forestales.
Empero, el tema del calor es el más preocupante por el cambio tan drástico que se avizora en el porvenir. Según especialistas, dentro de 28 años Madrid pudiera tener un clima similar al de Marrakech (Marruecos), Barcelona al de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Valencia al de Bangalore (India).
Juan Jesús González, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), fue más categórico en sus valoraciones. Buena parte de España debe prepararse para una africanización de su clima.
“No estamos acostumbrados a dos semanas tan por encima de la climatología habitual como las que ha habido en esta ola de calor, pero esto puede ser lo normal dentro de 30 años”, reflexionó.
Otro científico de Aemet, Jorge Tamayo, advirtió recientemente que hasta 2040 el aumento de la temperatura está casi garantizado entre 1,8 y 2 grados y, si no se adoptan medidas, podría alcanzar los seis grados.
“En España, podrían sufrirse olas de calor de hasta 50 grados de temperatura”, sentenció.
*Corresponsal de Prensa Latina en España
rmh/ft