El crudo West Texas Intermediate (WTI), que cotiza en la bolsa de Nueva York, bajó ayer un 2,12 por ciento, o 1,61 dólares, hasta alcanzar un valor de 74,50 dólares el barril, pero registró una ganancia semanal del 4,24 por ciento.
Mientras, del otro lado del océano, el crudo Brent del Mar del Norte, referente en los mercados europeos, perdió un 2,43 por ciento, o 1,97 dólares, hasta tocar un precio de 79,24 dólares el tonel, pero aumentó un 3,26 por ciento respecto al viernes anterior.
Según expertos, la caída del viernes estuvo marcada por una bajada más amplia en las acciones globales debido al riesgo creciente de recesión económica.
Estos temores fueron fortalecidos por los anuncios de los bancos centrales de Europa y Estados Unidos sobre nuevas alzas de tasas para contener la inflación.
Específicamente, la Reserva Federal de Estados Unidos indicó que seguirá subiendo las tasas de interés el año que viene, incluso mientras la economía se dirige hacia una posible recesión.
Por su parte, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo aumentaron el costo del crédito para luchar contra una inflación muy lejana de los objetivos del dos por ciento.
En paralelo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que el crecimiento de la demanda china de petróleo se recupere en 2023 en casi un millón de barriles diarios (bpd) tras una contracción en 2022.
No obstante, las noticias hacia el final de la semana no fueron suficientes para revertir los incrementos de lunes y martes.
La preocupación por la interrupción del suministro y la esperanza de una recuperación de la demanda en China provocaron las mayores ganancias semanales en 10 semanas en ambos referenciales.
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