Tanto el presidente Emmanuel Macron como la primera ministra Elisabeth Borne tildaron de odiosa a la balacera atribuida a un hombre de 69 años, quien fue arrestado, con antecedentes de actuar de manera violenta por motivaciones racistas.
De acuerdo con el jefe de Estado, la acción tuvo como blanco a los kurdos de Francia, en la primera precisión al respecto sobre el atentado en la calle Enghien del X distrito parisino, cerca de un centro cultural kurdo.
Más temprano, el ministro del Interior Gérald Darmanin afirmó que el ataque fue contra extranjeros, pero sin precisar origen.
El presunto responsable es miembro de un club de tiro y tenía varias armas declaradas, señaló el titular.
Para el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, lo ocurrido fue un acto terrorista, ante el cual expresó tristeza y cólera, mientras el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, consideró que la balacera demuestra la amenaza representada por la extrema derecha y sus propósitos racistas.
Desde la ultraderecha, la excandidata presidencial Marine Le Pen reaccionó con estupor y reconoció la respuesta de las fuerzas del orden.
Por su parte, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, denunció un ataque contra los kurdos y contra todos los capitalinos, y estimó que esa comunidad tiene derecho a vivir en paz y seguridad donde quiera que resida.
La Fiscalía abrió una investigación por asesinato, homicidio voluntario y violencia agravada.
El sospechoso salió de prisión el 12 de diciembre bajo control judicial y con al menos dos procesos en curso, el más reciente de ellos relacionado con la agresión a migrantes con un sable en esta capital hace un año.
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