Ernesto Hernández Lacher*
El canal privado serbio TV Happy publicó imágenes de las protestas, durante las cuales los participantes denuncian que Pristina no creó la comunidad de municipios serbios acordada en Bruselas en 2013 con la mediación de la Unión Europea (UE) y no respeta ningún acuerdo.
Tales afirmaciones aluden a recientes conversaciones entre las partes, relativas a lo que la prensa denominó como “crisis de las matrículas”, sobre medidas unilaterales de Pristina relacionadas con el tipo de matrícula de los vehículos de los serbiokosovares.
En ese contexto el jefe de la Oficina para Kosovo y Metohija del gobierno de Serbia, Petar Petkovic, denunció a las autoridades kosovares por falta de voluntad para evitar una escalada del conflicto en la región.
Kosovo es una histórica provincia autónoma de Serbia que declaró su independencia unilateral en febrero de 2008, en violación de la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU en junio de 1999, tras los bombardeos de la alianza atlántica (OTAN) a Yugoslavia (24 marz0- 8 junio 1999).
Desde entonces está enfrascada activamente, aunque sin éxito, en unirse a organizaciones internacionales.
Hasta ahora, de acuerdo con datos oficiales de Serbia, 97 países- incluidos India, China y Rusia, así como cinco estados miembros de la Unión Europea (UE) (Chipre, Eslovaquia, España, Grecia y Rumanía)- se oponen a su reconocimiento como estado independiente.
La ONU tampoco avala la proclamación del parlamento kosovar.
En esencia el ejecutivo de Pristina pretende ahora imponer a los serbios que viven en Kosovo, el uso de matrículas locales en sus vehículos, en detrimento de las oficiales emitidas por Belgrado.
La controversia provocó meses atrás fuertes tensiones entre las partes, con bloqueos de carreteras, pasos fronterizos y la intervención de fuerzas militares.
Hoy las protestas continúan pese a intentos de diálogo y la mediación de la UE y otros organismos internacionales.
Pero el Gobierno de Belgrado advirtió desde finales de julio que el objetivo de Pristina es expulsar a la población serbia que reside en la parte norte del territorio kosovar y crear el caos.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, denunció que su país está sometido además a «amenazas y presiones» para forzarle a sumarse a las sanciones de Occidente contra Rusia y prometió «aguantar» todo lo que pueda.
Acusó al primer ministro de Kosovo, el ultranacionalista Albin Kurti, de pretender imponer medidas a las que no tiene derecho, “contrarias a los acuerdos entre las partes”, alcanzados tras negociaciones auspiciadas por la UE.
LA MEDIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA
Durante una gira por los países balcánicos meses atrás, la jefa del ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, insistió en el diálogo para una solución a la polémica y afirmó que “es de importancia suprema que se sigan las normas y las leyes”.
De su lado, el portavoz de Exteriores de la UE, Peter Stano, aseguró que la diplomacia comunitaria urgió a Belgrado y Pristina a llegar a un acuerdo y a evitar una nueva espiral de tensiones y violencia.
A estas declaraciones se sumó la del secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jens Stoltenberg, quien afirmó que la alianza militar sigue de cerca la situación.
La “misión para el mantenimiento de la paz en Kosovo- dirigida precisamente por ese bloque militar- está preparada para intervenir si se pone en peligro la estabilidad” en el norte de ese territorio, afirmó Stoltenberg en su momento.
Vucic indicó en ese contexto que llevar el tema del estatuto de la región de Kosovo a la UE constituyó un grave error cometido en su momento.
Ellos son quienes dictan la pauta de los temas en las conversaciones, afirmó Vucic durante un discurso a la nación, en referencia a la mayoría albanesa en Kosovo y a la jefatura de la UE.
Pese a firmar un acuerdo con el bloque comunitario, nos fue imposible formar una Comunidad de municipios serbios, pues siempre nos dicen que lo van a analizar en una próxima ocasión, denunció el mandatario, citado por la televisión de su país.
Indicó que a Kosovo llegaron en los últimos tiempos 300 militares estadounidenses para sumarse al contingente de la OTAN, y declararon abiertamente que “defenderían la soberanía e integridad territorial del territorio”.
Ante tal escenario el mandatario de Serbia reiteró que la política de su país es y será “tomar decisiones, independientemente de cualquier factor exterior».
CHANTAJES Y PRESIONES DESDE LA UE
Días atrás la recién investida primera ministra de Serbia, Ana Brnabic, aseguró que su nuevo Gobierno aspira a entrar en la UE, pero advirtió sobre un grupo de requisitos aún sin cumplir para integrarse a ese mecanismo regional.
Bruselas condiciona la adhesión de Belgrado a la mejoría de las relaciones con Kosovo y a la integración del país balcánico a la política de sanciones contra Rusia, impuesta desde finales de febrero.
Hemos escuchado durante mucho tiempo que es importante el imperio del derecho, pero ahora vemos que depende de si nos alineamos con la política exterior y de seguridad europeas, es decir, con imponer las sanciones, afirmó Brnabic durante un discurso ante la Asamblea Nacional (Parlamento) de su país.
La jefa del Gobierno, quien ostenta el cargo por tercera vez, calificó de «cínica» la condición de mejorar la relación con Kosovo y aseguró que las autoridades de ese territorio llevan casi 10 años negándose a conceder algún tipo de autonomía a los serbios que viven allí.
Pidió respeto por la integridad territorial de la misma manera que se pide la de otros países, e insistió en que Belgrado tiene plena autonomía para tomar decisiones conforme a sus propios intereses.
Al respecto, el presidente Vucic ratificó que “mientras podamos resistir, sin poner en peligro nuestros intereses nacionales y estatales más vitales, sostendremos la política determinada por las conclusiones del Consejo de Seguridad Nacional”, según publicó la agencia de noticiasTanjug.
*Periodista de la Redacción Internacional de Prensa Latina
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