Washington ya asignó 68 mil millones de dólares a Kiev, por lo que la más reciente financiación aprobada por el Congreso, de 45 mil millones, elevaría el gasto total desde el inicio del conflicto con Rusia a aproximadamente 113 mil millones de dólares, apuntó un artículo divulgado por el Quincy Institute for Responsible Statecraft.
Según la propia contabilidad del proyecto de ley, el dinero destinado a Ucrania eclipsa el financiamiento para la mayoría de las prioridades internas, alertó.
Quizás lo más revelador, remarcó el análisis, es que si Ucrania fuera un estado del país, ocuparía el puesto 11 en términos de la cantidad de fondos federales que recibe, según los datos de gastos del Gobierno.
En otras palabras, añadió, en los últimos 12 meses, Kiev recibió más dólares de los contribuyentes estadounidenses que el monto visto en 40 estados.
El senador Patrick Leahy, presidente del Comité de Asignaciones y responsable de publicar la propuesta legislativa, aclaró que se trataba de alrededor de cuatro mil millones de dólares más de lo que recibirían las “comunidades de la nación que se recuperan de sequías, huracanes, riadas, incendios forestales y desastres naturales”.
Apuntó además el artículo que el monto constituye el mayor conferido por Estados Unidos a cualquier país en un año desde al menos la Guerra de Vietnam.
De hecho, la asistencia dada por la administración del presidente Joe Biden es más de lo que todas las naciones del mundo gastan en su ejército, excepto Estados Unidos y China, remarcó.
Los 113 mil millones de dólares son también casi lo mismo que la ley asigna para el gasto de referencia en el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional combinados, y poco menos que los 118 mil 700 millones de dólares previstos en atención médica para los veteranos militares estadounidenses.
En este punto, el texto del Quincy Institute for Responsible Statecraft refirió que ya es hora de que los ciudadanos tengan una conversación genuina sobre cuánto deben pagar los contribuyentes por el apoyo a Ucrania.
Los estadounidenses deberían, como mínimo, discutir qué tan grande es el cheque que están dispuestos a escribir, particularmente con los hogares tambaleándose por la inflación vertiginosa y el estancamiento de la economía que podría entrar en recesión en 2023, remarcó.
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