Ning Jizhe, director del Buró Nacional de Estadísticas, indicó que aunque es el menor dato alcanzado desde 1990, el auge fue sostenido y es uno de los más grandes en el mundo.
El funcionario citó entre los factores determinantes a las bajas en las ventas de bienes de consumo, con un avance de ocho por ciento; y la producción industrial con 5,7.
En 2018 esos dos sectores lograron 9,0 y 6,2 por ciento, respectivamente, mientras el Producto Interno Bruto (PIB) general cerró en 6,5.
Analistas y expertos vaticinaron el discreto dinamismo del gigante asiático porque el año pasado estuvo bajo un asedio más fuerte del enfrentamiento comercial desatado por Estados Unidos, que implicó la mutua imposición de varias rondas de aranceles adicionales sobre artículos importados.
A ello se sumaron desafíos internos como la gripe de fiebre porcina que obligó a sacrificar millones de lechones, conllevó a importar un volumen récord de esa carne y a un incremento sin precedentes en los precios del alimento.
Desde finales de 2018 y durante todo 2019 casi todos los indicadores económicos dieron muestras de debilidad, en correspondencia con el creciente agravamiento del conflicto, oficialmente en pausa con la firma este miércoles de la primera fase de un acuerdo parcial.
Es por ello que China fijó entre seis y 6,5 por ciento la previsión de crecimiento de su PIB del año pasado.
En las últimas semanas instituciones nacionales y extranjeras coincidieron que continuará hasta 2021 la tendencia bajista en la segunda potencia del planeta.
Según un estudio del Banco Mundial, en el presente año descenderá el ritmo a 5,9 por ciento y en el otro decaerá a 5,8 puntos, debido a la creciente influencia de factores internos y externos.
Mientras, el Banco Central de China vaticinó un auge de 6,1 por ciento en 2020, aseguró que analiza la previsión con cautela debido a la persistencia de las complejidades, riesgos y desafíos que enfrenta la nación, y sugirió enfocarse en estabilizar la economía.
En ese sentido, consideró el desarrollo del sector científico-tecnológico y de nuevas industrias como los motores que impulsarán la economía, pero también insistió en la necesidad de fortalecer la cooperación mundial en la innovación y las inversiones.
De igual manera, la prestigiosa Universidad de Renmin situó su pronóstico de crecimiento del PIB en 2020 en un rango de 5,5 a seis por ciento, el cual considera suficiente para mantener inalterable el empleo.
Todas esas valoraciones generan un extenso debate a lo interno sobre si es conveniente o no para China seguir adelante con una meta de auge económico fijada a partir de seis puntos.
Algunos entendidos sugieren optimizar más aun el entorno de negocios para el sector privado nacional, por su altísima contribución al alza del PIB, si se quiere llegar al nivel planteado.
No obstante, el Gobierno reafirmó su confianza en cumplir con sus propósitos económicos, consciente de que se avecinan períodos con mayores turbulencias.
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