Durante un discurso en esta capital el mandatario turco confirmó un viaje a Moscú el próximo día 5 para dialogar con Putin y encontrar una solución al conflicto en la nación levantina agudizado tras enfrentamientos en la provincia de Idlib que causaron la muerte de al menos 33 soldados turcos.
En la escalada participaron fuerzas del gobierno de Ankara junto al grupo extremista Yajat Tajrir Ash-Sham y fue repelida por Damasco, según autoridades de Siria y Rusia.
Tras los sucesos Erdogan abrió las fronteras de su país con la Unión Europea (UE) para permitir el cruce de migrantes, y reprochó lo que calificó de inacción y falta de ayuda del bloque comunitario para la acogida de extranjeros.
Desde que abrimos nuestras fronteras el viernes, el número de aquellos que se dirigen hacia Europa alcanzó los cientos de miles y pronto serán de millones, advirtió el mandatario durante su alocución.
Igualmente manifestó su negativa a cerrar las fronteras a pesar de peticiones de varios líderes europeos que vía telefónica dialogaron con él para manifestarle tal petición, según sus propias palabras, reseñadas por la prensa local.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, más de 13 mil irregulares están concentrados hoy a lo largo de los 212 kilómetros de la frontera terrestre entre Grecia y Turquía.
La nación helena y Bulgaria reforzaron sus lindes aludiendo “ausencia de gestión y acuerdo del bloque comunitario”, en referencia a la carencia de mecanismos por parte de la UE para recibir a personas que huyen del hambre o a consecuencia de guerras o persecuciones políticas en sus países.
El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Margaritis Schinas, afirmó en Twitter que dialogó con el ministro de Interior de Croacia, Davor Bozinovic, país al frente de Consejo de la UE hasta julio, para solicitar una reunión urgente de los ministros comunitarios del ramo.
Por su parte Ursula von der Leyen, presidenta de la CE destacó en la misma red social su “preocupación” por la situación de las fronteras exteriores de la UE con Turquía, y confirmó el permanente contacto con los primeros ministros de Grecia y Bulgaria, Kyriakos Mitsotakis y Boyko Borissov, respectivamente.
Tras este entramado de acontecimientos Rusia rechazó la víspera una propuesta de Ankara de abandonar el país levantino y aclaró que las únicas fuerzas armadas con razones legales en dicha nación son las de Moscú, convocadas por el gobierno de Damasco.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, emitió tales comentarios en respuesta a declaraciones de Erdogan, quien llamó a Rusia a «dejar sola a Siria frente a Turquía», en medio de la crisis en la provincia de Idlib.
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