Setenta y dos personas, entre ellos seis niños, 25 mujeres y cuatro tripulantes, estaban a bordo del avión turborreactor de dos hélices ATR-72 operado por la aerolínea nepalesa Yeti Airlines cuando se estrelló, dijo el portavoz de la empresa Sudarshan Bartaula.
La aeronave se dirigía desde Katmandú al nuevo aeropuerto de Pokhara, la segunda ciudad más poblada del país a 129 kilómetros al oeste de la capital, cuando se precipitó a tierra cerca de su destino y quedó envuelta en llamas.
Entre los pasajeros había 15 extranjeros, de los cuales cinco eran indios, cuatro rusos y dos coreanos, y uno cada uno de Australia, Argentina, Francia e Irlanda, y 53 nepaleses.
Hasta ahora fueron recuperados 32 cadáveres y es poco probable que haya sobrevivientes, pues el lugar del siniestro está en un profundo y estrecho desfiladero.
Equipos del Ejército y la policía tratan de apagar el fuego.
El primer ministro, Pushpa Kamal Dahal, y el ministro del Interior, Rabi Lamichhane, visitaron la sala de control del aeropuerto de Katmandú para conocer los detalles del siniestro y se dirigieron a Pokhara este mismo domingo.
Dahal convocó previamente una reunión de emergencia del Consejo de Ministros y Lamichhane dio instrucciones a las autoridades para proceder al rescate y socorro inmediatos.
Nepal sufrió 67 accidentes aéreos en los últimos 60 años y el más reciente ocurrió en mayo de 2022 cuando chocó contra una montaña un avión de Tara Air de Pokhara a Jomsom y causó la muerte a 22 personas.
La mayoría de los accidentes de aviación ocurridos en este país entre 1952 y 2022 fueron de aviones estrellados contra montañas ocultas por las nubes, con un porcentaje de víctimas mortales del 92 por ciento.
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