Según la institución, el nuevo sistema de fabricar ese producto será destinado a la construcción de instalaciones industriales y civiles, carreteras y estructuras de ingeniería en condiciones extremas en este territorio. Los investigadores realizaron inicialmente varios experimentos para estudiar los gradientes de transferencia de calor y masa en función de los factores ambientales, y demostraron que el agua se mueve hacia una temperatura más baja durante el proceso de fundido del hormigón.
Para cambiar este proceso lógico, crearon un encofrado de madera en el que se moldean muestras de control de hormigón y cemento, el cual tiene una pared calentada a más de 60 grados Celsius, en tanto la opuesta se enfría hasta los menos 50 grados.
Gracias al procedimiento, el concreto no se congela, gana fuerza y otras características operativas, que hacen factible su uso en exteriores con temperaturas de hasta menos 30 grados.
jf/gfa