La primera muerte reportada fue la de un raro leopardo negro que sucumbió a causa de las heridas sufridas en una trampa colocada en una finca privada en las tierras altas de Nallathanni el pasado 29 de mayo.
Otro animal fue liberado a la naturaleza después de una misión de rescate de seis horas. Un tercer felino fue descubierto muerto en una trampa colocada en una finca privada.
Los conservacionistas estiman que al menos 20 muertes de leopardo tienen lugar en Sri Lanka anualmente.
La existencia del leopardo negro de Sri Lanka, que se creía extinto, fue confirmada por el Departamento de Conservación de la Vida Silvestre a principios de este año, reflejó el periódico Daily Mirror.
Rukshan Jayawardene, un conservacionista con décadas de estudio del leopardo de Sri Lanka, opina que el uso generalizado de trampas de alambre tiene un alto costo para la vida silvestre del país.
En los últimos 10 años, cada vez hay más informes de leopardos atrapados en esas trampas de alambre, especialmente en las colinas y en las plantaciones de té, aseveró.
El uso de trampas destruye la riqueza natural de este país. El leopardo es muy valioso para la industria del turismo de Sri Lanka y es una especie emblemática y extremadamente importante para el ecosistema en el que vive, agregó. Por su parte, el oficial de vida silvestre Prabasha Karunathilake dijo que en los primeros cinco meses de 2020 se hallaron seis leopardos atrapados en trampas. Sólo tres de ellos fueron liberados vivos en el bosque y desafortunadamente los tres restantes sucumbieron a sus heridas.
La población de leopardos disminuye debido a varias amenazas como la pérdida y fragmentación del hábitat, el agotamiento de las presas y el conflicto con los humanos.
Los leopardos a veces se extravían en las aldeas, cazando para alimentarse especialmente de perros, y para evitar que esos desafortunados incidentes ocurran la gente debería cooperar con los funcionarios del departamento de vida silvestre, afirmó Karunathilake.
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