De acuerdo con una investigación citada en el diario The Hill, los hijos de esas madres vulnerables a la polución tienden a mostrar déficits en la coordinación motora, la cognición y habilidades lingüísticas a la edad de dos años.
Los niveles más altos de exposición prenatal estuvieron relacionados con puntuaciones más bajas en los resultados cognitivos de los bebés, remarcó el informe.
Durante la pesquisa los investigadores evaluaron a 161 parejas de madres e hijos latinos y tuvieron en cuenta informaciones sobre su lugar de residencia, así como datos de la calidad del aire para determinar la exposición a contaminantes del tráfico, la industria y el humo de incendios forestales.
Los registros mostraron cómo los infantes expuestos en mayor media antes de nacer a pequeñas partículas de polvo, ceniza, hollín, cemento o polen en la atmósfera obtuvieron menos puntos en las pruebas cognitivas en comparación con aquellos que tuvieron menos contacto con esas sustancias.
Según Zach Morgan, autor del reporte, el cerebro se desarrolla de forma diferente en las distintas etapas del embarazo, y cuando hay una alteración en un momento crítico, esto puede afectar el proceso.
Durante la mitad y el final de la gestación ocurre la formación de circuitos clave que apoyan los sistemas sensoriales, motores y de comunicación, por lo cual el momento de la exposición al ambiente contaminado desempeña un papel importante en el avance de los niños, detalló.
Los contaminantes inhalados pueden entrar en contacto con el feto y causar inflamación y lo denominado “estrés oxidativo” que podrían alterar el neurodesarrollo, argumentaron los investigadores.
La autora principal del estudio, Tanya Alderete, recomendó a las embarazadas evitar en lo posible los contaminantes atmosféricos, especialmente en las últimas fases del crecimiento fetal.
Ellas podrían invertir en sistemas domésticos de filtración del aire, además de evadir el ejercicio en espacios abiertos en días de alta contaminación y el humo, precisó la experta.
Más del 90 por ciento de la población mundial está expuesta a niveles insalubres de partículas, pero en Estados Unidos las minorías raciales y étnicas y las poblaciones con bajos ingresos soportan una carga desproporcionada de vulnerabilidad, recordó The Hill.
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