En la mañana de este viernes, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional informó que la nube de gases y cenizas que salen de su interior alcanzan un kilómetro de altura.
El titular de la Secretaría de Gestión de Riesgos, Cristian Torres, explicó que trabajan sobre tres eventuales escenarios, incluído el considerado menos probable y es una erupción con presencia de lahares fuertes que afecten el drenaje norte y sur del volcán, como en 1877.
En ese caso, advirtió, cuatro municipios se verían directamente afectados: el sur de Quito, Latacunga, Mejía y Rumiñahui, donde habitan unas 25 mil personas, pero las afectaciones alcanzarían a 700 mil ciudadanos.
En caso de erupción, indicó, los habitantes recibirán el aviso de evacuación mediante las 55 sirenas instaladas.
Este jueves, el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 reportó la caída leve de ceniza en el sur de la capital ecuatoriana, separada apenas a 45 kilómetros del volcán.
Las autoridades recomendaron proteger ojos, nariz y boca con gafas y mascarillas, así como la piel con ropa de mangas largas.
Desde el 22 de octubre se reactivó el Cotopaxi y, en consecuencia, la Secretaría Nacional de Riesgos declaró alerta amarilla para las áreas de influencia, incluida Pichincha, provincia donde se encuentra la capital nacional.
Situado en la cordillera de los Andes, ese es el segundo pico más alto del país, con cinco mil 897 metros sobre el nivel del mar, y su anterior despertar ocurrió el 14 de agosto de 2015, tras haber estado inactivo por 138 años.
Con los episodios registrados en los últimos meses, se prevé que la actividad se mantenga así por semanas o meses, pero cualquier cambio puede presentar posibles amenazas para los miles de ecuatorianos residentes en la zona.
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