En su informe anual correspondiente a 2020, publicado este jueves, el supervisor financiero espera que se produzca una reactivación relativamente robusta a partir del segundo semestre, hasta alcanzar en 2023 los niveles anteriores a la emergencia sanitaria.
Durante la presentación del balance, el gobernador del banco central de esta nación ibérica, Pablo Hernández de Cos, advirtió que los efectos adversos de la pandemia sobre el nivel del Producto Interno Bruto (PIB), el empleo y las cuentas públicas ‘pueden perdurar varios años’.
El Banco de España revisará en junio sus estimaciones de expansión del PIB, tras la rebaja comunicada en marzo, cuando situó el crecimiento para este año en el 6,0 por ciento, ocho décimas menos que en su proyección de diciembre.
Sin embargo, mejoró más de un punto la previsión para 2022 (+5,3 por ciento) y mantuvo la de 2023 en el 1,7 por ciento.
La autoridad monetaria anunció que el retraso en la ejecución de los fondos europeos podría acabar motivando un trasvase de crecimiento de 2021 a 2022, según lo previsto ya por el Gobierno en el cuadro macroeconómico remitido el pasado mes a la Unión Europea.
A juicio de la institución, el avance del proceso de vacunación contra la Covid-19 y la mejora del entorno exterior redujeron los riesgos que rodean las perspectivas económicas actuales.
No obstante, avisó que la intensidad de la recuperación económica, el alcance, la duración y la potencia ‘va a ser y es’ incierta y está sujeta a factores de ‘incertidumbre’.
Tras sufrir una caída histórica de 10,8 por ciento en 2020, el Gobierno español augura un incremento del PIB del 6,5 por ciento al cierre de este ejercicio.
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