El aporte decisivo de la mujer en el Fondo Verde para el Clima (FVC), creado para responder al desafío del calentamiento global, centró los debates del taller de género organizado por la coordinación del programa, en este territorio al centro del país.
Durante el evento se argumentó sobre la importancia de la presencia de la mujer en la rehabilitación de paisajes productivos —incluidos los hogares y comunidades rurales—, y su positiva incidencia en el cuidado del agua, el bosque y la naturaleza.
El empoderamiento de la mujer, de acuerdo con las propuestas de IRES, tiene vínculos, además, con el mejoramiento de las condiciones materiales y el reconocimiento de las relaciones de género en el escenario rural cubano y los proyectos de Desarrollo Local ubicados en esas municipalidades villaclareñas.
El Doctor en Ciencias Sociológicas Joaquín Alonso, destacó, por su parte, que, en la Tarea Vida, comenzada hace un lustro con financiamiento internacional, la mujer, con la creación de oportunidades laborales, ocupa un sitio preferencial, por sus aportes productivos y sociales, y labores cotidianas de trabajo comunitario.
Académicos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas compartieron y trasladaron conocimientos, con técnicas participativas, en el desarrollo de un proyecto que abarca unas 20 mil 600 hectáreas de superficies invadidas en lo fundamental de espeso marabú, otras plantas invasoras, y degradación de suelos.
Los territorios de Santo Domingo, Quemado de Güines y Corralillo en esta provincia central cubana se encuentran incluidos entre las siete zonas más vulnerables del país al cambio climático, junto a Los Arabos, Matanzas; y Jobabo, Amancio Rodríguez y Colombia en Las Tunas.
En Cuba, con unas 35 mil hectáreas asistidas por IRES, intervienen unos 51 mil 700 agricultores, y se calcula que el 46 por ciento son mujeres rurales, dispuestas a la búsqueda del desarrollo alimentario desde una perspectiva sostenible frente al efecto invernadero.
rgh/jfd