Por Yosbel Bullaín
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Nicaragua
En más de la mitad de los hospitales existentes entonces sólo eran atendidos quienes pagaban, el resto era desechado.
El director del Centro Nacional de Clínicas Móviles, Rudy Baca, expresó a Prensa Latina que los pobladores de muchas comunidades nunca habían visto un médico, razón por la cual “las personas morían y nadie se daba cuenta”.
En 2007, el panorama retomó a sus principios después de varios gobiernos neoliberales, con el retorno al poder del Gobierno sandinista encabezado por el presidente Daniel Ortega y la vice Rosario Murillo.
El Ejecutivo nicaragüense marcó entre sus prioridades la garantía de un sistema de salud gratuito y de calidad que poco a poco se fue expandiendo a todo el territorio nacional.
Varios proyectos estableció el Sandinismo, en aras de devolver ese derecho a miles de personas necesitadas en los barrios, comunidades y en los sitios más recónditos, entre otros, la de crear, en 2016, un servicio de clínicas móviles con los furgones decomisados a los narcotraficantes y delincuentes.
La iniciativa gubernamental, implementada a través del Ministerio de Salud (Minsa), se encarga de fortalecer las atenciones sanitarias en los lugares de difícil acceso.
IMPACTO SOCIAL
Según la titular del Minsa, Martha Reyes, esta es una estrategia muy importante, pues garantiza asistencia a los residentes en localidades lejanas.
Por su parte, Baca aseguró que el proyecto tiene una gran aceptación al disminuir los recorridos que antes hacían quienes deseaban ver algún médico.
“No es lo mismo salir de cualquier casa en un pueblo y llegar a una comunidad para recibir atención médica, que los especialista lleguen lleguen hasta el barrio”, comentó el funcionario.
Esos hospitales rodantes, únicos de su tipo en Centroamérica, cuentan con tres ambientes; el primero es el área de ginecología, donde hay exámenes con ultrasonido y de cardiología, entre otros; el segundo, se centra en medicina interna, y el tercero, en la odontología.
La iniciativa, que forma parte del modelo de salud familiar y comunitario del Minsa, cuenta actualmente con más de 80 clínicas.
Datos oficiales dan cuenta que desde la puesta en marcha del programa se realizaron más de tres millones y medio de consultas.
“Tenemos más 900 mil ultrasonidos realizados y un millón 200 mil en el área de estomatología, lo cual deja claro las demandas que han tendido estas clínicas en las comunidades”, subrayó. Si bien el programa es funcional para toda la población, son los adultos mayores y las mujeres embarazadas y con niños los más beneficiados.
El personal médico de los centros asistenciales de los departamentos se integra a las ferias de salud en los barrios a donde llegan las Clínicas Móviles.
LA TRANSFORMACIÓN
De acuerdo con Baca, la transformación de cada uno de los furgones tiene un costo estimado de 60 mil dólares que incluye diseño, piso, paredes, clima y equipamiento.
El trabajo de remodelación no es tarea fácil, pero quienes realizan esas labores se empeñan en entregar un producto final de alta calidad.
Para Sergio, encargado de la modificación de los furgones es una experiencia interesante y única, pues conoce que esos vehículos hacían daño con la droga que cargaban, ahora sus manos junto a las de otros obreros los transforman para llevar atención médica.
“Me emociona mucho saber que la población recibe esos servicios gracias al Gobierno, pero también al trabajo y dedicación que hacemos nosotros para poner esas clínicas móviles en óptimas condiciones”, enfatizó.
A decir de Baca, se trata de un proyecto maravilloso, con mucho amor, calidad humana, solidaridad y empeño.
“Aquí lo que se está promoviendo es vida, es Revolución. A nosotros nos conmueve cuando vemos esos camiones con sus furgones transformados, porque estamos trabajando para llevar salud a nuestra población”, subrayó.
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