“Consiente estamos que proyecto de ley sobre agentes extranjeros a consideración en el Parlamento de Georgia era inaceptable para Estados Unidos, pues limitaba la influencia de Washington en la vida política interna del Estado”, advirtió el político desde su canal de Telegram.
De acuerdo con Volodin, Georgia perdió una oportunidad de soberanía al frenar la aprobación de la ley, la cual está dirigida a una mayor independencia política de los georgianos.
“Tenemos relaciones complicadas con Georgia. No hay ninguno a nivel interparlamentario. Pero, a pesar de esto, me gustaría desear que Georgia tenga lugar como un estado soberano. Son nuestros vecinos”, acentuó.
Según Volodin, esa nación obtendría el derecho a controlar los fondos transferidos al país desde el extranjero para financiar partidos políticos opuestos, los medios de comunicación y las organizaciones públicas que forman la agenda anti-georgiana.
Explicó que entre las claves de Estados Unidos para mantener su hegemonía están las acciones militares y el poder blando a través del financiamiento de fuerzas de oposición, la comunidad de expertos, los derechos humanos, el medio ambiente y otras organizaciones sin fines de lucro.
“A través de estas claves se produjeron revoluciones en varios países, se derrocó a las autoridades elegidas legalmente y se nombraron regímenes títeres”.
Los días 7 y 8 de marzo se produjeron protestas masivas en Tbilisi después de que el órgano legislativo aprobó en primera lectura la versión georgiana del proyecto de ley sobre agentes de influencia extranjera.
Fuerzas de seguridad georgianas lograron dispersar a los manifestantes con cañones de agua y gases lacrimógenos. Más de 130 personas fueron detenidas. Finalmente, Georgia decidió retirar de la discusión el proyecto de ley sobre agentes extranjeros.
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