Tokio, 14 mar (Prensa Latina) Sentimientos encontrados rodean hoy el andar del ligamayorista Andy Ibáñez: alegría por la actuación de Cuba y tristeza en medio de la despedida a causa de una lesión previa al inicio del Clásico Mundial de Béisbol.
La trama guarda un sabor agridulce que solo Ibáñez es capaz de comprender, pues sus anhelos cayeron como castillo de naipes después de lastimarse el cuarto dedo de su mano izquierda en un tope de preparación.
Pese a su enorme esfuerzo para integrarse al juego, nunca pudo ver acción en la primera ronda y su franquicia Tigres de Detroit decidió reclamarlo para analizar la molestia camino a la cercana temporada de las Grandes Ligas.
Con poco o nada que hacer, el polivalente jugador tomará un vuelo rumbo a Estados Unidos sin sumar alguna vez al bate oficial o inning a la defensa, pero destacándose como ese compañero que siempre salió a felicitar o compartir un consejo en busca de las victorias en el grupo A del certamen.
El equipo (Tigres) me dijo que tenía que irme para allá, porque deben chequear el dedo. Entonces, imagínate, es una decisión que yo no tomé, pero confío en los muchachos, dijo en exclusiva a Prensa Latina sobre la situación y el duelo de Cuba versus Australia en los cuartos de final de la justa entre naciones.
Van a hacer un buen trabajo y podré verlos en Miami, agregó con plena convicción en el éxito y el avance a las semifinales, cuya sede será el estadio LoanDepot Park, en el sur del país norteamericano.
En cuanto a la posibilidad de reincorporarse al plantel si las pruebas médicas despejan la ecuación, el pelotero afirmó que parece algo poco probable: No sé si pueda solicitar permiso y jugar, porque me dijeron que fuera lo antes posible.
A la pregunta de cómo vivió estos días en su regreso al equipo nacional, Ibáñez respondió pletórico de orgullo. “Una experiencia inolvidable, volver a encontrarme con entrenadores míos, compañeros del pasado, me gustó estar aquí y dar el sí para representar a la selección”.
Asimismo, dejó claro que este era apenas el inicio de una travesía hacia otros eventos, pues con orgullo se colocaría otra vez el traje de las “cuatro letras”: “Soy cubano, creo que sí lo haría”.
Cuba, subtitular en la edición fundacional en 2006, comandó la llave A luego de liderar un sorprendente quíntuple empate con Italia, Países Bajos, Panamá y Taipéi de China, todos dueños de dos triunfos e igual cifra de reveses.
Australia, en tanto, finalizó en el segundo puesto del segmento B, con foja de 3-1, tras ceder ante el invicto Japón (4-0) y derrotar a Corea del Sur (2-2), República Checa (1-3) y China (0-4).
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