Según dijeron este lunes las familias de las víctimas a la agencia de noticias Ariana, el ataque, que provocó al menos 95 muertos y 200 heridos, en su mayoría escolares, fue una violación de los valores y los derechos humanos de la etnia hazara.
Rajab Ali, que perdió a dos de sus familiares, dijo que había que poner fin a esta brutalidad, y este tipo de ataques deben evitarse para que los ciudadanos afganos de cualquier etnia puedan estudiar en paz.
La solicitud se realizó después de que la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (Aihrc, por sus siglas en inglés) instó la semana pasada al gobierno a otorgar protección especial a los hazaras y a la comunidad en Dasht-e-Barchi.
La Aihrc dijo en un comunicado que el gobierno afgano tiene la obligación de proteger a la comunidad hazara o cualquier otra minoría contra los crímenes de lesa humanidad, la limpieza étnica o el genocidio.
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