Más allá de la urgencia y del corto plazo, el corazón de la estrategia de alrededor de 50 medidas es fundamentalmente la sobriedad y la eficacia de larga duración, explicó el mandatario en la suroriental localidad alpina de Savines-le-Lac.
Una de las prioridades de la iniciativa es el ahorro del 10 por ciento del agua consumida en la actualidad en todos los sectores, desde la industria y la agricultura hasta el turismo, la cultura y el área residencial.
Para ello, Macron trazó líneas de trabajo como la lucha contras las fugas del preciado recurso, la reutilización de las aguas residuales, la transformación del modelo agrícola y la tarificación del consumo en los diferentes ámbitos.
De acuerdo con el jefe de Estado, destaca entre las acciones una herramienta similar al “Ecowatt energético”, implementado de cara a los meses fríos para evitar apagones, destinada al conocimiento general de la situación imperante en cada lugar y al aporte de la responsabilidad individual ante el necesario ahorro.
Francia vivió durante el invierno una sequía inédita, a partir de los 32 días consecutivos sin precipitaciones de importancia, lo cual impidió la reconstitución del manto freático al nivel habitual.
Respecto a la tarificación, adelantó que tendrá un carácter progresivo, sin un incremento previsible del costo del agua para el consumo de una cantidad razonable de metros cúbicos, pero más allá de la misma sí crecerá el precio.
El plan va acompañado de financiación, con 500 millones de euros adicionales por año para las agencias vinculadas a la gestión del agua y 35 millones para los territorios de ultramar, entre otras partidas.
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