En Quito, capital del país, las autoridades estiman que unas 200 mil personas se unan a la procesión del Jesús del Gran Poder, el principal acto que se realiza el Viernes Santo.
La jefa de la empresa de promoción turística de la urbe capitalina, Cristina Rivadeneira, indicó que se esperan unos 70 mil visitantes nacionales y extranjeros en el feriado del 7 al 9 de abril.
Eso resultará en beneficios económicos de alrededor de cuatro millones de dólares tanto para el municipio como para empresas privadas, calculó Rivadeneira.
No obstante, desde el 2 de abril, Domingo de Ramos, comenzarán las actividades y ese día se realizará la tradicional procesión por el Centro Histórico, desde la Basílica del Voto Nacional hasta la Plaza de San Francisco.
Luego, el miércoles 5, tendrá lugar en la Catedral Metropolitana un ritual en homenaje al sacrificio de Jesucristo en la cruz llamado Arrastre de Caudas, ceremonia milenaria que actualmente sólo se realiza en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Entretanto, a 35 kilómetros de Quito, el Viernes Santo en la comunidad rural de La Merced, el diablo protagonizará un singular acto católico, una expresión cultural única de esa zona del país.
Entre procesiones y misas resalta la fanesca como plato insignia y tradición gastronómica devenida de tiempos prehispánicos, con un misticismo único por su connotación y sabor.
Más allá de las tradiciones y las creencias católicas, otros destinos ecuatorianos, como Baños de Agua Santa en la provincia de Tungurahua, se preparan para recibir a quienes optarán por disfrutar los días de descanso con paseos y atractivos turísticos.
Este año la Semana Santa coincide con un ambiente convulso en Ecuador debido al proceso de juicio político en la Asamblea Nacional (parlamento) contra el presidente Guillermo Lasso, a la vez que algunas regiones sufren por desastres, como el deslizamiento de tierra en el poblado de Alausí, en la provincia serrana de Chimborazo.
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