El hecho es un nuevo incidente relacionado con el peligro que representan para la población, los niños en particular, las minas y los proyectiles sin estallar tras décadas de conflicto.
La semana pasada, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) volvió a alertar sobre esta situación al recordar que, en la penúltima semana del mes pasado, las municiones abandonadas costaron las vidas de ocho niños.
La agencia también recordó que, en 2022, resultaron muertos o mutilados al menos 700 niños por este motivo, una media de dos al día, generalmente mientras jugaban a campo abierto o trabajaban buscando chatarra para sobrevivir.
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