Esa meta supondrá una transformación completa del sistema energético mundial, con un cambio hacia la producción de electricidad con menos emisiones y una mayor eficiencia energética, precisaron sus expertos. Pero la transición a la energía limpia exige invertir en mejores servicios meteorológicos, hídricos y climáticos que puedan utilizarse para garantizar que la infraestructura energética sea resistente a las perturbaciones relacionadas con el clima, aumentar la eficiencia energética en múltiples sectores y aprovechar las fuentes de energía renovables.
Una nueva publicación de la OMM ofrece directrices y ejemplos de mejores prácticas de estos servicios, en la cual aparecen conocimientos especializados de casi 50 autores del grupo de estudio sobre los servicios energéticos integrados de la Organización.
Hace apenas dos semanas el secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres presentó un plan para acelerar la lucha global contra el cambio climático, que, además de fijar esas nuevas metas de emisiones cero incluye otras acciones.
Específicamente, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) deben abandonar el carbón en 2030 y el resto de las naciones en 2040, con el fin de toda inversión pública y privada en esta fuente de energía, propone la iniciativa.
El documento resaltó que el objetivo de lograr contener el calentamiento global en torno a 1.5 grados aún es posible.
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