Esa institución confirmó en su cuenta de Twitter que este lunes en la tarde los rescatistas encontraron un cadáver entre los escombros, con lo cual la cifra de fallecidos llegó a casi 30, aunque aún hay más de 60 desaparecidos.
Las tareas de búsqueda de víctimas no se han suspendido, pese a las lluvias intermitentes en ese cantón de la provincia andina de Chimborazo, donde solo un milagro permitiría encontrar a alguien con vida ocho días después del gigantesco deslizamiento de tierra.
El más reciente balance del desastre del domingo 26 de marzo, publicado el sábado pasado por la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR), indica que 850 personas resultaron damnificadas, muchas de ellas quedaron sin hogar y se encuentran en albergues temporales.
Además, un total de 163 viviendas están dañadas y 57 totalmente destruidas, de acuerdo con la SGR.
Se desconoce cuántas personas puedan quedar bajo tierra, algunas sepultadas a más de 20 metros, mientras persiste el peligro de otros deslaves ante la presencia de grietas en la parte superior de la montaña.
Tras la catástrofe -de la cual vecinos aseguran que el gobierno estaba advertido y no hizo nada al respecto- residentes en otras zonas del país en riesgo abandonaron también sus casas por temor a un suceso similar al de Alausí.
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