

También estuvieron alrededor de la escultura principal de Jesús las llamadas verónicas, mujeres “dolientes y fieles” que van junto a Cristo en el camino a la crucifixión.
Algunos pasaron con cadenas atadas a los tobillos y pies descalzos y, según comentaron espectadores a Prensa Latina, la mayoría de los caminantes van al acto de devoción religiosa en ayuna, todo como una penitencia.
Al pasar la imagen de Jesús del Gran Poder, las personas lanzaron pétalos de rosas, mientras otros se pusieron de rodillas para pedir por su familia y agradecer las bendiciones recibidas.
Aunque la procesión de Jesús del Gran Poder es una de las más emblemáticas de esta fecha, la ceremonia se replica en diversos municipios del país.
En la urbe costera de Guayaquil, miles de creyentes acompañaron al Cristo del Consuelo en una romería que concluyó con las palabras del arzobispo de la ciudad, monseñor Luis Cabrera, quien llamó a la reconciliación y la paz, en medio de tanta violencia e inseguridad.
Esta Semana Santa en Ecuador tiene lugar un contexto social y político convulso, por lo cual miles de personas se aferran a su fe para salir adelante ante las difíciles circunstancias.
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