La proeza del equipo del conjunto del condado de Lancashire hay que ponerla en contexto: archivan 25 victorias, 12 empates y apenas dos derrotas en la Championship (Segunda División), con 76 goles a favor (casi dos por partido) y solo 30 en contra (menos de uno).
Esa descomunal faena les otorga 87 puntos de 117 posibles, y la clasificación al nivel Premier con siete fechas de antelación, algo insólito.
Así, después de estar una sola temporada en Championship (descendió en la 2021-2022), el Burnley logró subir nuevamente a la cima del fútbol inglés.
Kompany cambió el chip de la escuadra y la convirtió en una máquina de fútbol ofensivo con marcada solidez defensiva, capaz de ganar de manera épica en los campos más complejos del territorio inglés.
Desde que comenzó su aventura en el banquillo vinotinto, Kompany siempre mostró su predilección por el juego de posesión y franco ataque, bajo los cánones del fútbol moderno implantado por Guardiola en el fútbol europeo desde hace ya más de 15 años.
La inyección financiera que recibirá el club por su ascenso a la Primera División permitirá al DT belga optimizar aún más su ideario de juego, con futbolistas de mayor nivel, para poder competir con los gigantes del balompié de Inglaterra.
Haciendo un poco de historia, vale recordar que el Burnley exhibe en su palmarés los títulos de Primera División de las temporadas 1920-1921 y 1959-1960.
En el presente siglo, el elenco de Turf Moor pasó más tiempo en divisiones inferiores que en escala Premier, sin embargo, desde 2015 acumula siete presencias en la liga élite y solo dos en Segunda.
Fundado hace 141 años, específicamente en 1882, el Burnley es un histórico en toda regla en el balompié británico y la próxima temporada, bajo la dirección de Kompany y la influencia espiritual de Guardiola, intentará protagonizar una nueva edad de oro en el club.
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