La misma –que data del periodo Cretáscico Superior-pertenece a la suborden Pleurodira y fue bautizada como Pleurochayah appalachius, puntualiza un artículo publicado por la revista especializada Nature.
El hallazgo brinda la evidencia más antigua de tortugas de cuello de serpiente en América del Norte y como fue el proceso migratorio de la extinta familia de botremídidos.
Comparte características sinapomórficas con otras especies de botremídidas, pero tiene una combinación única de cráneo y caparazón. Sus cualidades apuntan a su adaptación marina y capacidad de dispersión en la vida costera.
La fuente subrayó que se les conoce como ‘cuello de serpiente por la manera de retraer el cuello hacia el interior de su caparazón’.
Esta tortuga tenía un húmero que era utilizado como un remo al nadar, en contraposición al movimiento de las aletas de sus similares más modernas.
‘El hueso estaba rodeado de músculos que sostenían su posición para retraerlo al nadar, y parte de un cráneo recuperado muestra una combinación única de características primitivas y derivadas que comparte con otras especies de botremídidos’, argumentaron los expertos.
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