El mismo día en que Shmigal lo anunció, el periódico estadounidense The Washington Post publicó que el tiempo no será favorable por los grandes deshielos en las zonas de operaciones.
Otra razón que manejó el diario norteamericano fue la falta de suministros militares.
Por otra parte, apareció la información de los documentos secretos filtrados a la prensa sobre la situación en Ucrania que, en opinión del politólogo ruso Dimitri Bavirin, son más bien una cortina de humo para confundir y engañar a los militares rusos.
En opinión del experto, los datos no son falsos, pues se incluyen dentro de las reglas de este juego de nervios, cuyo propósito consiste en provocar relajamiento dentro de las Fuerzas Armadas rusas y sus servicios especiales.
Y no es de extrañar que políticos acostumbrados a mentir, ahora pongan los ojos en blanco y levanten los brazos para exclamar que constituye la mayor fuga de información clasificada en los últimos 30 años.
Se trata de otra maniobra más, porque con anterioridad hubo otras fugas también significativas desde dentro del blindaje de los servicios estadounidenses de Inteligencia, recuerda el politólogo.
Moscú estima sin posibilidad alguna de éxito una contraofensiva ucraniana, tanto como si hubiese sido en primavera, como si la realizan en verano, destacó el asesor del jefe en funciones de la República Popular de Donetsk, Yan Gaguin.
El experto señaló que las declaraciones de Kiev sobre la preparación de una contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania tienen como objetivo obtener la mayor ayuda occidental posible, aunque a sabiendas de que habrá un costo.
“En cualquier caso, Rusia se encuentra bien atrincherada y sus unidades se han fraguado en los combates del Donbás, a diferencia de las ahora bisoñas tropas ucranianas.
Además, en su obstinado empeño por no abandonar la oriental ciudad de Artiomovsk, perdieron tropas bien preparadas e innumerable técnica militar y municiones de todo calibre.
Pese a que Shmigal trata de persuadir de que Kiev no está bajo la presión de los aliados, ya que, en su criterio, estos son conscientes de la necesidad de prepararse «al 100 por ciento e incluso más para la contraofensiva», la realidad es que Washington es quien dicta las órdenes, precisó Bavirin.
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