Un análisis de Ted Galen Carpenter, investigador principal de estudios de seguridad en el Cato Institute, aborda aspectos de la política exterior de la Casa Blanca contra Rusia y China, y concluye que existe un rumbo equivocado de la administración demócrata hacia esas dos potencias mundiales.
Lejos de buscar estrechar las relaciones con Moscú y Beijing, el secretario de Estado, Antony Blinken, instó a sus aliados a unirse a sus esfuerzos para contrarrestar las supuestas ambiciones perturbadoras de esos dos países, precisa Galen en el análisis publicado en el sitio nationalinterest.org.
Al calificar de inquietante el panorama, el experto asegura que además de enemistarse con dos grandes potencias simultáneamente, el equipo de política exterior de Biden no hace mucho por restar importancia a la larga lista de otros de sus objetivos en el mundo.
Entre esos, señala que los componentes de la llamada guerra contra el terror también parecen estar intactos. ‘El apoyo militar de Estados Unidos a las facciones opuestas al presidente sirio Bashar al-Assad parece estar creciendo y no retrocediendo’, precisa.
Incluso, agrega, mientras el gobierno estadounidense se prepara para enfrentarse a Rusia y China, sigue empantanado en Oriente Medio y no es clara su retirada de Afganistán, entre otros desafíos.
Galen calificó de sorprendente el enfoque de línea dura que la administración adoptó hacia Beijing, que resultó en la perpetuación del alto nivel de tensiones que se desarrolló durante los años de la administración Trump.
Analistas, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, esperaban que la nueva administración rompiera con su predecesora y aplicara una política más conciliadora, señala Galen, y subraya que la incapacidad de la administración Biden para establecer prioridades aumenta los riesgos para su país.
Lo ideal sería que los responsables políticos estadounidenses buscaran la forma de reducir las tensiones con Rusia y China, puntualizó el experto de Cato, uno de los llamados tanques pensantes en ese país.
El curso actual estadounidense crea el riesgo de una colisión con una alianza chino-rusa, y ese resultado podría ser extremadamente desagradable para Estados Unidos, advirtió.
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