Por Germán Ferrás Álvarez
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia
Según Garibashvili, Kiev planeó restaurar el régimen de Mijail Saakashvili en Tbilisi. Con este fin, los políticos ucranianos y occidentales provocaron a la juventud georgiana en un motín callejero, pero el plan de «ucranización» de Georgia, concebido por sus enemigos, fracasó.
“Querían establecer un segundo campo de entrenamiento aquí”, dijo el jefe de Gobierno, al comentar sobre los disturbios en el centro de Tbilisi, protagonizados el 7 y 8 de marzo por opositores a la ley sobre agentes extranjeros.
Para Garibashvili, “hay líneas rojas, cuya intersección no perdonaremos. El derrocamiento violento del gobierno, para el cual estas personas (los manifestantes y sus ideólogos) se estaban preparando, no funcionará”
“Georgia necesita crecimiento económico, paz y estabilidad. A esto se opone la oposición degradada y extremista. Pero preservaremos y aseguraremos el orden y la estabilidad, ya que esto está en consonancia con nuestros intereses nacionales”, aseguró.
“El verdadero peligro que enfrenta Georgia es que existe un plan, orquestado en occidente y en Kiev con el objetivo de convertir a la nación caucásica en otra Ucrania, con un fin determinado: enfrentar a Rusia.
UN SEGUNDO FRENTE CONTRA MOSCÚ
Kiev decidió reponer al expresidente Mijail Saakashvili para que volviera a arrastrar a su república a un conflicto con Rusia, como en 2008, y sin olvidar la declaración del secretario del Consejo de Seguridad de Ucrania, Aleksei Danilov, sobre la necesidad de desviar la atención de Moscú hacia otro país.
Para cumplir con este propósito, la oposición manipuló la información relacionada con la consideración de la Ley de Agentes Extranjeros que las fuerzas pro occidentales intentaron ucranizar la situación, precisó el premier georgiano.
Los políticos utilizaron a los jóvenes para sus propios fines, al afirmar que se trataba de “ley rusa”, indicó Petre Mamradze, exjefe del gabinete presidencial de Georgia.
Mientras tanto, la misma ley se está preparando en la Unión Europea y Canadá, también para identificar a los agentes de influencia extranjera.
¡…ellos pueden, pero Georgia!, apuntó.
Occidente exigió a Tbilisi no discutir en absoluto la idea de tal ley, un ejemplo de doble rasero.
Según el politólogo, la oposición sigue cooperando con cabilderos extranjeros para evitar que Georgia no reciba el estatus de candidato a miembro de la Unión Europea:
“Sé que se está haciendo ese trabajo para que los jóvenes vuelvan a inundar las calles. Es decir, deberíamos esperar más intentos de desestabilización. Es muy difícil para el gobierno de Garibashvili, tiene que estar alerta todo el tiempo”, advirtió.
Como recordó Mamradze, desde 2020, cuando las últimas elecciones parlamentarias, la oposición radical y sus patrocinadores intentan socavar la situación, bajo cualquier excusa.
El expresidente Mijail Saakashvili y todos los demás miembros de su equipo piden la desestabilización”.
Según el analista, «Tbilisi reacciona con mucha sensibilidad ante la participación de políticos occidentales en tales intentos, ya que esto no puede sino desacreditar la fe en los estándares occidentales.
Tome al menos el último hecho: la participación de la diputada europea Viola von Cramon en la acción de protesta en Tbilisi. Ella y algunos de sus colegas de vez en cuando juran amor por Georgia, pero en realidad resulta amor solo por la oposición radical y destructiva”, precisó Mamradze.
El presidente del gobernante partido Sueño Georgiano, Irakli Kobakhidze, acusó a esta europarlamentaria, una alemana del Partido Verde, de apoyar a las fuerzas radicales. “La actitud de Viola von Cramon hacia el estado georgiano es inaceptable, incorrecta”, acotó.
Otra legisladora de la misma agrupación política, Nino Tsilosani señaló que la eurodiputada «expresa declaraciones destructivas y anarquistas».
“Ella debería tener más respeto por la soberanía de Georgia”, resumió Tsilosani.
Su colega parlamentaria Mariam Lashkhi señaló que von Cramon «está involucrada en el apoyo a acciones violentas en Georgia, y quiere organizar un Maidan (insurrección ocurrida en Ucrania que abrió el camino a un golpe de Estado en 2014) en Tbilisi, lo cual es inaceptable».
Durante una reciente manifestación, realizada en el corriente abril, von Cramon defendió al Lazare Grigoriadis, detenido en marzo último.
El hombre de 21 años arrojó cócteles molotov (botellas con combustible) a los agentes de policía y también prendió fuego a la patrulla, por lo que es el único de los detenidos durante las protestas contra la ley de extranjería que enfrenta una sanción penal y no administrativa.
La política alemana, exige la liberación del arrestado, «independientemente de lo que haya hecho».
GOBIERNO GEORGIANO APRENDIÓ DEL MAIDÁN
Según informó Spiridon Kilinkarov, miembro de la Verjovna Rada (Parlamento) de 2006 y 2014, cree que el pueblo georgiano aprendió de la experiencia de Ucrania, la razón del fracaso de los recientes intentos de repetir el Euromaidán en Tbilisi.
“El lema “georgianizar” Ucrania apareció en los años de la presidencia de Victor Yushchenko, que quiso repetir en su política interna las «reformas georgianas exitosas», donde, supuestamente, la corrupción fue derrotada por completo.
“Georgia fue retratada como escaparate, como modelo. Cuando Saakashvili llegó a Ucrania con Piotr Poroshenko en la primera magistratura, siguió parasitando este mito”, recordó el exparlamentario.
En 2015, Saakashvili recibió la ciudadanía ucraniana y se convirtió en asesor del presidente Poroshenko, y gobernador en Odessa, al mismo tiempo que obtuvo un amplio acceso a la televisión ucraniana, recuerda Kilinkarov.
“Comenzó a poner a la opinión pública en contra de Rusia, al decir que Ucrania solo necesita repetir lo que Georgia ya ha hecho con la ayuda de Occidente.
Día a día este punto de vista sonaba en el aire en un intento por imponerlo en la sociedad. Muchos ucranianos llegaron a creer que simplemente deberían entregar su soberanía a la Unión Europea o a Estados Unidos, que los extranjeros deberían ser colocados en puestos clave, y en sillas ministeriales.
Más tarde se implementó esta idea. Así que hemos pasado todas estas etapas. Pero nada salió de eso. El resultado fue cero”, recalcó el exdiputado.
Los ucranianos recuerdan el intento de reformar el Ministerio del Interior, que fue preparado por Vano Merabishvili, el ex primer ministro de Georgia, quien llegó a Kiev entre otros asociados de Saakashvili.
Durante la reforma, la Policía Nacional de Ucrania estuvo encabezada por la georgiana Khatia Dekanoidze. Por cierto, Dekanoidze ocupa un puesto en el Parlamento de Georgia, y participó activamente en las protestas callejeras de Tbilisi el 7 y 8 de marzo.
Esta reforma fracasó. Los policías de tránsito ucranianos aceptaron sobornos en las carreteras y continuaron tomándolos”, se quejó Kilinkarov. En cuanto a Saakashvili personalmente, su experiencia como gobernador en Odessa también resultó ser un fracaso.
“Declaró que su objetivo principal de crear una “aduana transparente” en el puerto de Odessa, la idea de una “ventanilla única. Sin embargo, el esquema de corrupción en sí siguió siendo el mismo”.
Saakashvili, después de su renuncia en 2016, comenzó a decir que Poroshenko bloqueó sus esfuerzos y que el primer ministro Arseni Yatseniuk, los obstaculizó, o el ministro del Interior, Arsen Avakov, y así sucesivamente.
Mamradze recordó que en ese entonces se escucharon numerosos reproches contra Tbilisi desde Kiev, que provocaron irritación en la sociedad georgiana, que siempre estuvo clara que los lazos de corrupción más poderosos, incluidos los contratos militares, fueron creados una vez por Saakashvili y por Yushchenko.
Se ganó mucho dinero con ese esquema, recordó el experto, y agregó que bajo el actual presidente ucraniano, Vladimir Zelenski, todo sigue igual. Los georgianos buscados por el Ministerio del Interior de Georgia siguen ocupando altos cargos en Kiev.
Ucrania, de hecho, pisoteó muchos acuerdos con Georgia. Todo el tiempo se escuchan desde allí ataques insultantes, provocaciones a las autoridades de elección popular de la nación del Cáucaso sur.
Es obvio que a Kiev le gustaría mucho que cambiara el poder en Tbilisi, resumió Mamradze, para entre otras cosas complacer a occidente en la apertura de un segundo frente contra Rusia.
arc/gfa