En un comunicado, el presidente Joe Biden confirmó la víspera que Washington suspendía temporalmente las operaciones en su representación diplomática en Jartum.
El Departamento de Estado ratificó la salida segura de los empleados de la embajada (menos de 100 personas, entre ellas diplomáticos de otros países) y añadió que su Gobierno “no puede brindar servicios consulares de rutina o de emergencia a los ciudadanos estadounidenses en Sudán, debido a la actual situación”.
Según informaron funcionarios en conferencia de prensa, no prevén coordinar una evacuación del Ejecutivo para otros ciudadanos norteamericanos que aún se encuentran en esa nación africana.
El canal CBS News reportó que el Congreso estima hay 500 civiles estadounidenses en Sudán, pero otros registros muestran que podrían ser 16 mil.
Fuentes familiarizadas con la planificación precisaron al canal antes de la extracción de los trabajadores de la embajada que los ciudadanos estadounidenses no serían incluidos en esa evacuación, en tanto una autoridad señaló que estos serían responsables de su propia seguridad y salida del país.
Sin embargo, un alto funcionario del Pentágono citado por el canal CNN dijo que “en los próximos días, continuaremos trabajando con el Departamento de Estado para ayudar a los conciudadanos que quieran salir de Sudán”.
La decisión de retirar el personal ocurrió después de una semana de combates entre el Ejército de Sudán y la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido, que dejaron cientos de muertos y miles de heridos.
Otros gobiernos también comenzaron la evacuación de sus ciudadanos del país africano, en medio de los llamados de la Organización de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional a un alto el fuego.
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