Las orientaciones del presidente, Vladimir Putin, a su Consejo de Ciencia y Educación, fueron dadas a conocer en momentos en que el país celebró el reconocimiento internacional alcanzado por la vacuna Sputnik V, considerada un éxito de la biotecnología rusa,.
El pasado 2 de febrero, la revista médica The Lancet destacó los resultados de la tercera fase del estudio clínico de la vacuna rusa, según los cuales su efectividad general frente a la Covid-19 es del 91,6 por ciento y entre los voluntarios mayores de 60 años fue de 91,8.
En referencia al artículo, el mandatario señaló que ‘los cientos de miles de vacunas aplicadas en Rusia son la confirmación de sus conclusiones objetivas y altamente profesionales’. Y subrayó que el texto de la publicación británica ‘eleva la confianza’ en la Sputnik V.
Sin duda, el medicamento ruso ya venía ganando espacios en mercados foráneos, pero el elogio de la prestigiosa revista disparó su atractivo por obtenerla, sobre todo con los altos índices de contagios y muertes registrados por la Covid-19 en la mayoría del planeta.
Según la agencia de noticias Sputnik, hasta el momento una veintena países de América, Europa, Asia y África autorizaron su uso de emergencia, además de comenzar el procedimiento de su registro en la Agencia Europea de Medicamentos y en la Organización Mundial de la Salud.
En pleno apogeo de la vacuna, Putin llamó a cambiar ‘radicalmente’ los enfoques para financiar la ciencia ‘a expensa de los fondos presupuestarios’.
De manera pública, se refirió a la necesidad de crear incentivos más efectivos para que las empresas privadas participen en la investigación aplicada junto con institutos científicos y universidades.
En tal sentido, instó a la implementación de soluciones nacionales para mejorar las instalaciones de producción y lanzar productos de alta tecnología. Entre esos proyectos, mencionó el desarrollo y la producción de nuevos medicamentos, equipos médicos y domésticos de avanzada.
Putin subrayó que la competitividad de la economía rusa y de las empresas nacionales depende del nivel de desarrollo científico y tecnológico, y la soberanía en esta área se puede llamar ‘una cuestión del presente y futuro de Rusia’.
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