Desde comienzos del año y hasta el 14 de abril, miembros del colectivo “Les morts de la rue” (Los muertos de la calle) tenían registrados 117 decesos a los que «hay que añadir diez antiguos sin techo» que también murieron, lo que supone algo más de una muerte al día, y señalaron que “aún no se ha enterrado a todos los muertos de 2022”.
Este grupo, creado hace 20 años con el objetivo de identificar y seguir el rastro de las personas sin hogar que mueren en suelo francés, se encarga de recoger los cadáveres de personas aisladas o sin hogar que se encuentran en el Instituto Forense y en los hospitales de París, identificarlos y enterrarlos.
Una de las coordinadoras del colectivo, Adele Lenormand, explicó que “el objetivo de los informes sobre la mortalidad de las personas sin hogar es demostrar que vivir en la calle mata y tiene efectos a largo plazo sobre la salud».
En febrero profesionales del sector social y voluntarios realizaron un recuento anónimo de las personas que viven en la calle, lo que mostró un aumento del número de personas sin hogar en París con respecto a 2022, pero aún está pendiente de concretar las causas de los fallecimientos.
En el estudio realizado en 2021, se registraron 620 fallecimientos de personas «sin hogar» (706 en total, contando a antiguos sintecho), cuya edad media era de 48 años y en su mayoría hombres, y en un 30 por ciento de los casos el motivo de la muerte se debió a causas violentas (agresión, suicidio, ahogamiento, accidentes, frío, calor, envenenamiento, etc.).
Además también se resaltó que “las personas sin hogar corren más riesgo de contraer tuberculosis y otras enfermedades respiratorias, traumatismos, enfermedades de transmisión sexual y trastornos nutricionales», pues vivir en la calle favorece “determinadas patologías o al menos el agravamiento de algunas de ellas”, según explicó la doctora Guillemette Soucachet.
Para evitar estas muertes, los voluntarios demandaron «más centros de alojamiento para las personas que no pueden acceder inmediatamente a una vivienda, más centros médicos para las personas que viven en la calle, y más recursos financieros y humanos para los hospitales públicos y el sector social”.
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