El encuentro sería propuesto por la mandataria para mediados de la semana, según informaciones citadas por la cadena Franceinfo, sin que de momento parezca probable que los gremios, aglutinados en un movimiento intersindical contra la reforma, acepten la convocatoria.
De acuerdo con las fuentes cercanas a la primera ministra, cada organización recibirá la invitación “rápidamente”.
El Gobierno insiste en que está dispuesto a dialogar con los actores sociales para apaciguar la situación imperante, pero su postura de que deben asumir la reforma con su extensión de la edad de retiro de 62 a 64 años y enfocarse en otros temas encuentra un rechazo casi unánime de los sindicatos y de la mayoría de los partidos opositores.
Borne presentó el miércoles la hoja de ruta indicada por el presidente Emmanuel Macron para los próximos 100 días, un plan centrado en el empleo, la educación, la salud y la juventud, interpretado por los detractores de los cambios en el sistema de la jubilación como una maniobra para imponer pasar la página.
La primera ministra reiteró su intención de retomar el diálogo con los sindicatos, que ahora mismo están enfocados en preparar una movilización sin precedentes para el primero de mayo, en el Día Internacional de los Trabajadores, en lo que será la decimotercera jornada nacional de protestas y huelgas contra la reforma.
Veremos una manifestación excepcional e inédita, aseguró ayer la secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, quien llamó a los franceses a salir a las calles, “para que nuestro mensaje sea escuchado”.
Binet adelantó que en las marchas contarán con el acompañamiento de colegas de otras partes del mundo.
La dirigente ratificó que la línea roja de los gremios sigue invariable, y no es otra que el reclamo al Gobierno de que retire su reforma de la jubilación, algo que luce improbable.
El ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, insistió esta semana en la intención de poner en vigor la norma a partir de septiembre.
La primera ministra ya recibió el 5 de abril en su sede, el Hotel de Matignon, a los sindicatos, en una reunión muy breve ante la determinación del Ejecutivo a impulsar la reforma, finalmente promulgada por Macron el 15 de abril, y de los gremios de mantener su demanda de que no se aplique.
El propio presidente invitó a los sindicatos al Palacio del Elíseo después de firmar la iniciativa, pero estos se negaron a encontrarse con el jefe de Estado, quien solo pudo conversar con las patronales.
Las tensiones no ceden, y desde la promulgación de la reforma de retiro, cada acción gubernamental, en particular las visitas del presidente de la República y de sus ministros a localidades, ha sido recibida con protestas e interpelaciones.
En este contexto, los franceses contrarios a los cambios activaron una manera particular de recibir a Macron y a los altos funcionarios: los cacerolazos acompañados por instrumentos musicales.
Autoridades departamentales han acudido a la prohibición del uso en la vía pública de “dispositivos sonoros portátiles” para evitar “los ruidos” populares durante las visitas, lo cual atizó la polémica.
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