Miles de clubes profesionales y aficionados participaron en el centenario torneo durante meses, con una final esta noche inesperada en el Stade de France, al quedar en el camino poderosos equipos como el PSG de Lionel Messi y Kylian Mbappé, Olympique de Marseille, Lens y Mónaco.
Pese a algunas ausencias, los protagonistas del duelo podrán contar con sus principales figuras ofensivas, Mostafa Mohamed y Ludovic Blas por los vigentes monarcas y Zakaria Aboukhlal y Thijs Dallinga por el retador Toulouse.
Aun cuando Nantes saldrá a la cancha con la condición de favorito, el juego pudiera resultar bastante parejo, con el duelo más reciente entre ambos a finales de agosto en las primeras jornadas de la Ligue1, dominado 3-1 por Los Canarios, que de vencer conseguirían su quinta corona en la Copa de Francia, mientras Toulouse aspira a su segunda.
En realidad, en esta ocasión las tensiones políticas y sociales tienden a eclipsar el espectáculo deportivo, en un contexto marcado por el rechazo a la ya promulgada reforma de la jubilación y el anuncio de sindicatos y ciudadanos de que aprovecharán la presencia de Macron en el estadio para mostrarle su descontento.
Según informaciones confirmadas y transcendidos, los detractores de la extensión de la edad de retiro en Francia a 64 años prevén diversas acciones, desde sacarle miles de tarjetas rojas al mandatario hasta manifestarse en las inmediaciones de la instalación e incluso cortar la electricidad en la misma.
El Ministerio del Interior y la Prefectura de París responderán con el despliegue de tres mil policías y gendarmes, la prohibición de las protestas en los alrededores del Stade de France y cambios en la ceremonia de premiación.
Contrario a la tradición, el jefe de Estado no entregará el trofeo al ganador en el terreno y lo hará en la tribuna, decisión que las autoridades defendieron esgrimiendo razones de seguridad.
Los llamados a actuar contra la reforma de la jubilación en el partido Nantes-Toulouse circulan desde hace días, en un escenario tenso por los cacerolazos y otras acciones con las que muchos franceses han recibido en las últimas dos semanas a Macron y a sus ministros en visitas a varias localidades del país.
En ese sentido, existían dudas de si el mandatario acudiría o no, pero ayer la Presidencia confirmó su asistencia.
La Copa de Francia es un evento deportivo, familiar y festivo al que los presidentes de la República siempre han asistido, y este año así será, subrayó el Palacio del Elíseo.
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