En un Stade de France con 70 mil espectadores en las tribunas, entre ellos el presidente Emmanuel Macron, los llamados Téfécé y Violetas contaron con dobletes del defensor central Logan Costa en los minutos cuatro y 10, ambos de cabeza, y del delantero neerlandés Thijs Dallinga en el 23 y el 31.
Después del tornado que arrasó a los Canarios en la primera mitad, la segunda fue más calmada, hasta que en el 75 Ludovic Blas aportó el descuento con un penalti, pero apenas en cinco minutos la ventaja volvió a ser de cuatro por el cañonazo del marroquí Zakaria Aboukhlal.
Para los 25 mil aficionados del Toulouse presentes en la instalación y los decenas de miles que en la sureña ciudad lo vieron en pantallas gigantes el partido resultó una fiesta, todo lo contrario para los seguidores del Nantes, equipo que no pudo retener la corona conquistada el año pasado en el centenario torneo, que celebró su edición 106.
La final fue tan inesperada como su desenlace, una de las mayores goleadas en el duelo por el título de la Copa de Francia, ya que grandes clubes quedaron en el camino en el certamen por eliminación directa, entre ellos el PSG de Lionel Messi y Kylian Mbappé y el Olympique de Marseille del veterano chileno Alexis Sánchez.
El campeón del añejo torneo recibe un pasaje directo a la Liga Europa de la UEFA, pero no está claro si Toulouse podrá beneficiarse, ya que el fondo de inversión estadounidense RedBird Capital Partners lo compró en el verano del 2020 y hace casi un año se convirtió en accionista mayoritario del AC Milán de la Serie A.
De acuerdo con el reglamento de la UEFA, dos equipos pertenecientes a un mismo propietario no pueden competir a la vez en un evento europeo.
El choque estuvo marcado por un escenario extradeportivo, ante la presencia de Macron en el Stade de France y las protestas organizadas por sindicatos contra su reforma de la jubilación.
Algunos aficionados silbaron al mandatario en el minuto 49 con tres segundos, en rechazo al empleo del artículo 49.3 de la Constitución para adoptar la reforma sin el voto de la Asamblea Nacional.
En las inmediaciones del estadio, los sindicatos repartieron tarjetas rojas para mostrarlas al jefe de Estado y silbatos, objetos que en su mayoría fueron confiscados por los guardias de seguridad en los accesos a la instalación, lo que desató protestas en las redes sociales de dirigentes políticos de la izquierda.
rgh/wmr