Los residentes en esta capital escuchaban desde el amanecer el estrépito de bombardeos aéreos y artilleros, en la ciudad gemela de Omdurmán, a un tiro de piedra en la ribera este del río Nilo a su paso por esta urbe.
La noche tampoco fue plácida pues los leales al presidente del Consejo Soberano de Transición (CST), general Abdel Fattah al Burhan, y su aliado de la víspera devenido enemigo mortal, el caudillo de la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, inglés), Mohamed Hamdan Dagalo, combatieron en las calles capitalinas .
Así, Sudán entró en su vigésimo sexto día de residencia en el infierno sin que los intentos de potencias regionales y las exhortaciones de la ONU para al menos establecer corredores humanitarios que permitan a la población abastecerse o huir, hayan surtido algún efecto.
Evidencia tangible de la falta de voluntad negociadora de los beligerantes fue el regreso a la sede central de la ONU de Martin Griffiths, enviado especial para Asuntos Humanitarios tras varios días en Jeddah empeñado en convencer a las parte de crear vías de escape para los civiles atrapados en las zonas de combate.
En dirección contraria a las expectativas de algún tipo de arreglo, los combates se extendieron a ciudades tan lejanas como Al Obeid, a casi 400 kilómetros de esta capital, donde los rivales luchan por ocupar posiciones ventajosas.
La versión más aceptada de la rivalidad entre al Fattah y Hamdan Dagalo se basa en ñla insistencia del primero en incorporar al Ejército controlado por el CST a los integrantes de las RSF, una posibilidad rechazada por el segundo ya que significaría el fin de su base de poder.
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