Con cierre en mayo, el sondeo del BCU arrojó que los participantes volvieron a revisar a la baja sus pronósticos para el desempeño económico durante 2023.
El promedio de respuestas apunta a que la economía crecería 1,45 por ciento, en lo que resulta el sexto ajuste consecutivo en sentido negativo desde noviembre último.
Para esa fecha se esperaba crecer en el tres por ciento, aunque ya en abril la expectativa rondaba el 1,5 por ciento.
La semana anterior la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, mantuvo la proyección oficial de dos por ciento de incremento, aunque reconoció que podría ser «un poquito más abajo».
Sobre los resultados de la economía pende la persistente sequía que afecta las actividades agropecuarias, en particular exportadoras, pero también a la población, sobre todo en Montevideo y Canelones, donde el agua del grifo sale salobre.
La crisis hídrica ya provocó pérdidas por bajo rendimiento y calidad en la cosecha de la soya, mientras que la faena ganadera reporta un 20 por ciento de decrecimiento.
A su vez varios rubros exportadores bajaron en lo que va de 2023, en particular las ventas de carne a China, que redujo sus compras a Uruguay.
Esta previsto además que aumenten los gastos en combustibles pues la única refinería, La Teja, de la estatal empresa Ancap, tendrá una parada técnica de cuatro meses por profundo y costoso mantenimiento.
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