Por Germán Ferrás Álvarez
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia
Los dos países formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y como uno solo, sus nacionales vivían, trabajaban, crearon lazos familiares y de todo tipo.
Lo mismo ocurre con cualquiera de las otras 13 repúblicas que formaron la extinta URSS, aunque hay interesados en negar la historia y romper vínculos, muchas veces de sangre.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, precisó que era irracional la oposición parlamentaria georgiana contra los vuelos directos Moscú-Tbilisi.
Para Zajárova, constituye una acción humanitaria la reunificación familiar, que los residentes de uno u otro país puedan visitarse, el reencuentro de amistades, simplemente en plan turista o de traslado de los restos de seres queridos.
Por eso, a decir de los entendidos de la política georgiana, por muchas protestas o palabras negativas de diputados, sus acciones tendrán poco impacto en el ciudadano de a pie o entre los empresarios que consideran a Rusia un mercado seguro y conocido.
BENEFICIO ECONÓMICO DE LOS VUELOS DIRECTOS
No más anunciar Moscú el levantamiento de la prohibición de los vuelos tras cuatro años, las autoridades georgianas aprobaron tres aerolíneas, dos de las cuales, la rusa Azimut y la georgiana Georgian Airways, desde ya conectaron las dos capitales en vuelos diarios.
En tanto otra compañía rusa, desde junio la Red Wings empezará sus vuelos a Georgia.
Según el director general del turoperador Dolphin, Serguei Romashkin, la medida es esperanzadora para la restauración del flujo turístico de Rusia a Georgia, y recordó que hace cuatro años, el destino de vacaciones captó la atención de los rusos.
Con la decisión de reanudar la conexión Moscú-Tbilisi, el presidente Vladimir Putin manifestó un gesto de buena voluntad hacia Georgia que, pese a las presiones de Occidente, no se sumó a las sanciones contra Rusia.
Además, para Georgia el flujo de turistas rusos implica enjundiosos ingresos, precisó el experto y recordó que en 2019 previo a la epidemia de la Covid-19, Georgia recibió 1.4 millones de turistas rusos, aunque no haya relaciones diplomáticas bilaterales.
En todo caso, los turoperadores georgianos apuestan por el turismo ruso, porque es un público conocido que durante décadas disfrutó de las atracciones del Cáucaso, en cualquier estación del año.
Los pronósticos de los expertos dan cuenta que el flujo turístico hacia Georgia crecerá este año, y en los siguientes, y un eslabón clave, opinan, incluirá el restablecimiento de los vuelos directos entre Moscú y Tbilisi.
UN ACERCAMIENTO QUE MOLESTA A LA POLÍTICA ANTIRRUSA
Las medidas de los vuelos directos y la exención de visados entre Rusia y Georgia igualmente persiguen un acercamiento entre pueblos, con beneficio lógico de las economías. A fin de revertir esa tendencia, los políticos de Occidente recurren a la oposición georgiana que aboga contra todo lo ruso.
Con acciones negativas hacia las medidas, llamamientos a manifestaciones y bloqueos, como lo ha hecho la principal opositora, la presidenta Salomé Zurabishvili, pueden afectar el flujo turístico entre los dos países.
Las declaraciones de los políticos georgianos son importantes, en tanto que podrían influir en los esfuerzos para restaurar el flujo de turistas rusos.
El primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, y su partido Sueño Georgiano, defendieron su independencia ante las presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, a la par que sortearon los intentos de una revolución de color al estilo ucraniano.
Al parecer los vuelos directos entre Rusia y Georgia están encaminados más a la amistad que a la discordia entre dos pueblos capaces de grandes hazañas.
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