El puesto recayó en Rodrigo Torres, uno de los miembros de una terna enviada al Directorio de la Empresa Pública Metropolitana por el alcalde capitalino, Jorge Yunda, para la designación de la autoridad.
Las prioridades de Torres comprenden analizar el modelo de gestión del proyecto, cuyo costo de ejecución es de dos mil nueve millones de dólares, para su ratificación o rectificación.
Asimismo, tendrá a su cargo la responsabilidad de emitir un nuevo cronograma para las pruebas e inicio de operaciones comerciales del sistema de transporte más moderno del país, que ya tuvo tres gerentes y ha sido cuestionado por sus valores y cambios de fecha.
Sobre el tema, en marzo último el Directorio dio el visto bueno a usar la contratación de asistencia técnica especializada internacional para estar a cargo del modelo de gestión, mediante la operación directa.
Al respecto, una veeduría avalada por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social emitió observaciones sobre ese tipo de contratación y los términos entregados.
Por su parte, al presentar su carta de dimisión, la exdirectiva del Metro de Quito alertó que reevaluar el modelo tendrá impacto en los cronogramas y fechas ya anunciadas y consideró imperiosa la definición de estrategias y opciones, alejadas de la coyuntura política, con énfasis en el punto crucial del proyecto y la optimización de los tiempos previstos.
En esa misma línea, aseveró que renunciaba al cargo, pues no cederá a presiones políticas de ningún tipo, aunque sin ofrecer más detalles.
El Metro de Quito tiene un nivel de ejecución del 99,2 por ciento y comprende un recorrido de 22 kilómetros con un total de 15 estaciones subterráneas.
Ser espera que ese medio de transporte permita la movilidad de alrededor de 400 mil pasajeros al día.
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