El 23 de julio se decidirá la continuidad o el cambio de gobierno y transformaciones sustanciales en las Cortes Generales (Parlamento), un anunció que tomó por sorpresa a España el día después de los comicios municipales y autonómicos de este domingo.
Si alguien se atreviera a lanzar pronósticos en la actualidad, correría tantos riesgos como Pedro Sánchez, el jefe del Ejecutivo que decidió adelantar una cita crucial con las urnas que eventualmente sería a fines de noviembre o diciembre.
Para muchos analistas, como el reputado politólogo Pablo Simón, la iniciativa pudiera verse como un intento desesperado de Sánchez de evitar un control de daños desgastante, tras la debacle de la izquierda y el ascenso de conservadores (del Partido Popular-PP) y la ultraderecha (de Vox).
Sin embargo, el propio Simón reconoce que se trata al mismo tiempo probablemente de la única apuesta razonable que les queda a los socialistas, junto con sus aliados de Unidas Podemos (Izquierda Unida y Podemos), de revertir la situación.
Igualmente, responde al propio estilo de Sánchez, fiel a la filosofía expresada en su libro autobiográfico ‘Manual de Resistencia’, sin que se olviden alternativas que algunos medios locales deslizan, como la oportunidad de asumir algún cargo internacional relevante en caso de perder.
-FACTOR TIEMPO
Uno de los puntos más neurálgicos del anuncio es el factor tiempo. Los partidos apenas tendrán 10 días para alinear sus candidaturas y presentar sus listas definitivas a finales de junio.
Por otro lado, si bien el PP fue rotundo triunfador en las elecciones del 28 de mayo, en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas deberá buscar alianzas para consolidar el mandato y para ello, la puerta más accesible y única es Vox, algo mirado con recelo por parte de la sociedad española.
Es decir que tampoco el PP contará con mucho margen para prepararse hacia la conquista del Palacio de la Moncloa, ni para tratar de conseguir mayorías en la Cámara Baja y el Senado.
El panorama es aún más complejo para Pedro Sánchez, en especial porque el 1 de julio España asumirá la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea (UE), para la cual tiene grandes planes.
De partida, el presidente del Gobierno español deberá participar en la Cumbre de la OTAN 11 y 12 de julio en Vilna, Lituania y acto seguido, tendrá una comparecencia ante el Parlamento Europeo el día 13 en Estrasburgo para exponer sus prioridades de cara al liderazgo de la UE.
Antes, apenas recibir el mandato comunitario, a inicios de julio se desplazarán a Madrid la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto a altos funcionarios del bloque para sellar el traspaso a España.
Por si fuera poco, Sánchez, valedor de la iniciativa, será figura principal en la cita cimera de Bruselas de la UE con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Todo, antes de las elecciones generales del 23 de julio.
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