Según informaciones del mando militar sudanés, la delegación del ente castrense suspendió las pláticas con las Fuerzas de Apoyo Rápido porque los paramilitares no cumplen con los puntos del acuerdo de tregua que prevé su retirada de los hospitales y viviendas, además de que rompen el alto al fuego continuamente.
Analistas políticos recuerdan este miércoles que los mediadores sauditas y estadounidenses informaron el pasado lunes sobre un acuerdo para extender por cinco días una tregua humanitaria, vigente desde el 22 de mayo, la cual a pesar de incontables violaciones, permitió la llegada de ayuda a varios lugares del país.
El conflicto deja ya más de mil muertos y casi un millón y medio de desplazados, según Naciones Unidas.
Por otra parte, testigos presenciales denuncian que luego de mes y medio de combates, escasea el agua y los habitantes de esta ciudad capital tienen que arriesgar sus vidas sacándola del Nilo bajo altas temperaturas que superan los 40 grados Celsius.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), las enfermedades provocadas por consumir agua insalubre o por falta de higiene son una de las principales causas de mortalidad en infantes.
Sudán, con 45 millones de habitantes y ubicado en el este de África, es uno de los países más pobres del mundo, y según Naciones Unidas 25 millones de personas padecen allí hambre y desnutrición.
Los enfrentamientos estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente Omar al Bashir.
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