AfD trabaja para desplazar los límites de lo que se puede decir (…) de tal manera que se produzca un “acostumbramiento” a sus posiciones racistas nacional-étnicas, también en el espacio público y político, indicó un informe de esa institución.
No obstante el Instituto, que tiene el mandato legal de prevenir las violaciones de los derechos humanos en Alemania, señaló que actualmente no aboga por esa medida.
El partido persigue activa y metódicamente sus objetivos racistas y de extrema derecha
(…) y se esfuerza por eliminar las garantías consagradas en el artículo 1 de la Ley Fundamental (Constitución), añadió el texto.
Sin embargo, las últimas encuestas muestran un aumento en su aprobación al punto de que si las elecciones se celebraran ahora AfD obtendría el 18 por ciento de los votos, a la par que los socialdemócratas (SPD) del canciller federal Olaf Scholz, según el sondeo mensual Deutschlandtrend de la televisora pública ARD.
El Instituto de Derechos Humanos añadió que es de “importancia elemental” (…) que la conciencia del peligro que supone esa fuerza política sea reconocida tanto por toda la sociedad como por el Estado.
Este peligro solo puede contrarrestarse eficazmente “si los demás partidos en el plano federal, regional y local se distancian claramente de la AfD”, expresó el texto.
Los partidos se consideran inconstitucionales aquí si sus objetivos o el comportamiento de sus simpatizantes son tales que perjudican o eliminan el orden básico democrático libre o ponen en peligro la existencia de la República Federal de Alemania.
Además, debe existir una actitud activamente militante y agresiva por parte de la fuerza política en cuestión hacia el orden básico democrático libre.
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