Según reportes de prensa desde el domingo cesaron los ataques aéreos y los bombardeos de artillería sobre la capital y aún este lunes se mantenía la tranquilidad en la capital mientras los habitantes sobreviven bajo un calor sofocante, sin electricidad y muchas veces sin agua.
Al parecer el ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por siglas en inglés) respetarán por esta vez el alto al fuego (violado más de una decena de veces) para permitir la entrada de ayuda humanitaria a esta nación escenario de cruentos enfrentamientos entre ambas fuerzas desde el pasado 15 de abril.
Según las Naciones Unidas, más de dos mil muertos y cerca de dos millones y medios de desplazados es el saldo del conflicto que ha sumergido al país en una espiral de violencia y sangre incontenible.
Cerca de 528 mil buscaron refugio en países vecinos, manifestó la Organización Internacional para las Migraciones, mientras escasean alimentos y servicios básicos; de acuerdo con fuentes médicas locales, al menos el 75 por ciento de los hospitales ubicados en zonas de combate están fuera de servicio.
Incluso antes de la guerra, uno de cada tres sudaneses padecía hambre, actualmente 25 millones, casi la mitad de la población, necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir, según la ONU. El objetivo de la conferencia de Ginebra, auspiciada por Arabia Saudita es liberar fondos para financiar esa ayuda en un momento en que las agencias de la ONU no han recibido ni la quinta parte de la financiación que necesitan.
Participarán además Qatar, Egipto, Alemania, la agencia humanitaria de la ONU (Ocha), la Unión Europea y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
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