Este miércoles amaneció con el reinicio del fuego entre el ejército y los paramilitares, y según testigos presenciales, los habitantes de Jartum se despertaron con los disparos de artillería y el ruido de la fusilería, especialmente en Omdurman, el suburbio norte de esta capital, que fue blanco de bombardeos. Mientras, los aviones también sobrevolaron otros barrios cercanos.
La víspera, último día de la tregua, fue bombardeada la sede de inteligencia en Jartum, ataque del cual se acusaron ambos bandos y que provocó un gran incendio.
En general, todas las treguas anteriores fueron violadas inmediatamente después de su entrada en vigor, aunque la última fue respetada hasta poco antes de finalizar, según las fuentes.
En tanto, en El Geneina, capital del estado de Darfur occidental, se reportan más de mil muertes en medio de una tragedia denunciada ya por Naciones Unidas, agravada por un conflicto de carácter tribal, y según testigos, las calles están llenas de cadáveres y muchos de sus habitantes huyen hacia el vecino Chad.
Para empeorar las cosas, el conflicto en Darfur tiene ahora una dimensión étnica, según advierten, Naciones Unidas, la Unión Africana y el bloque de África oriental, Igad, con crímenes de lesa humanidad.
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente, Omar al Bashir.
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