Tengo la esperanza, la convicción, de que a través del diálogo social amplio se sienten las bases para una solución duradera y sostenible a un conflicto de larga data, dijo el mandatario.
La comisión, de ocho miembros, está integrada por representantes de la comunidad autóctona, del mundo empresarial, político y académico.
Su objetivo es dar una respuesta adecuada a un problema entrampado ya por demasiados años que está asociado a la demanda de tierras, afirmó el mandatario.
Otro propósito es que el Estado se haga cargo de la falta de desarrollo, la pobreza, violencia e inseguridad y la reparación de las víctimas en la llamada macrozona sur.
El presidente admitió que en la actualidad el Biobío y La Araucanía están entre las regiones más pobres del país, a pesar de su enorme riqueza cultural, natural y económica.
Aunque el mapuche ha sido víctima del despojo desde la conquista española, el más reciente conflicto comenzó en 1850, cuando el Estado y la oligarquía invadieron sus tierras al sur del Biobío, redujeron sus propiedades y les entregaron los Títulos de Merced.
No obstante, en los años siguientes la ocupación continuó y en el siglo XX muchos de esos terrenos fueron entregados a colonos europeos, sobre todo alemanes, suizos y austríacos, y también a chilenos.
Interrogada por Prensa Latina sobre esta nueva comisión, la diputada Ericka Ñanco dijo esperar que se puedan tomar los catastros y restituir las tierras a las comunidades, lo cual permitiría crear los cimientos para una nueva forma de trato entre dos pueblos.
Mientras, el secretario general del Partido Comunista de Chile, Lautaro Carmona, valoró todo esfuerzo dirigido a la devolución de los territorios ancestrales y recordó que la cosmovisión de los pueblos originarios está directamente relacionada a la Pachamama, donde está radicada su cultura y economía.
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