En el Valle de los Ingenios, al pie de las montañas de Guamuhaya o Escambray, también con el titulo otorgado por la Unesco en 1988, florecieron casas haciendas, palacetes y trapiches que requirieron de mano de obra esclava.
Entre los conjuntos productivos -vivienda e ingenio- más conservados están Manaca-Iznaga, Buena Vista, Delicias, Guáimaro y Magua, donde predomina la arquitectura neoclásica -mezcla de estilos- y acomodo al clima de la localidad.
Cada una de estas lujosas haciendas mantienen sus propias fábulas de felicidad entre los amos y de maltrato y vejaciones entre la prole negra, de mujeres, hombres e hijos separados, que nunca fueron mansos, su rebeldía perdura en la historia.
La mayoría con sus pozos y torres que servían de vigilancia y hermosas leyendas como la de la torre campanario de Manaca-Iznaga, edificada en las primeras dos décadas del siglo XIX, y que en la actualidad es símbolo del desarrollo azucarero de Cuba en tiempo de la colonia.
Desde esa atalaya de estilo romano de unos 45 metros de altura, con ventanas laterales y 184 escalones, se domina todo a su alrededor y donde otrora se vigilaba el laboreo y a los esclavos.
El historiador oficial de la tercera villa patrimonial Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara (1926-2009), reconoció a este reportero que el esplendor del Valle llegó al transformarse el panorama rural a costa del sudor y el sufrimiento de cientos de esclavos.
En nuestra conversación dijo que los primeros esclavos africanos llegaron al centro de la isla por el sur de la provincia de Sancti Spíritus, a través de los ríos, en especial el Agabama y el Guaurabo, aunque también provenían de otros puntos del país.
Los colonizadores con sus métodos de explotación de los indígenas prácticamente los exterminaron, en unas dos o tres décadas se redujeron y la opción ya experimentada en otras naciones era abrir la ruta de la esclavitud.
Aunque Zerquera de Lara NO lo afirmó, consideraba que la primera mano de obra extranjera que llegó a la Mayor de las Antillas fue en el siglo XVI proveniente de Yucatán, México.
Prensa Latina conoció que en los archivos locales existen documentos de la presencia esclava en forma temprana, de sublevaciones en Sancti Spíritus y Trinidad en 1533, 1538 y 1616, apoyadas por negros libres y cimarrones.
En poco más de un siglo la población negra en la villa trinitaria era de mil 207 personas y en 1740 se reportaban cinco mil 234 sometidos a la servidumbre.
A mediados del siglo XVIII habían 25 trapiches y muy próximo a la última década de ese periodo, se reportaban 40 fábricas que elaboraban unas de 60 mil arrobas de azúcar mascabada -cruda- y unas 700 botijas de miel.
A Cuba fueron traídos negros de todos los sitios del África subsahariana, lo cual reafirma una gran diversidad de grupos étnicos de ese continente, concurrentes en el proceso de transculturación y mestizaje que conforman lo nacional cubano.
No solo el azúcar y el café conocieron del trabajo esclavo africano, este también alcanzó la construcción de vías de comunicación, fortificaciones y grandes mansiones en las ciudades.
mem/rga