Con esa decisión, el país retrocedió más de cinco décadas, al periodo previo a la sentencia del alto tribunal de la nación en el caso de Roe vs. Wade, que concedió en enero de 1973 protección legal a las mujeres que decidieran interrumpir su embarazo.
El presidente Joe Biden dijo este martes no ser muy partidario del aborto como católico practicante, pero defendió los derechos reproductivos que se concedieron con Roe.
«Soy católico practicante. No soy partidario del aborto, pero ¿adivinen qué? Roe contra Wade lo hizo bien», expresó el mandatario demócrata en un acto de recaudación de fondos con un centenar de donantes en Chevy Chase, Maryland.
También criticó a los más de 20 estados que avalaron leyes para impedir el acceso a ese procedimiento médico, desde que el Supremo puso fin al histórico precedente.
Biden, segundo presidente católico de Estados Unidos tras John F. Kennedy, suele asistir los sábados por la tarde a misa en Wilmington (Delaware) o en Washington, DC.
En medio de la polémica, el gobernante tomó medidas unilaterales para proteger la píldora abortiva y aumentar la posibilidad de anticonceptivos, así como la planificación familiar, entre otras iniciativas.
No obstante, gracias a los esfuerzos organizativos de las bases y a las redes clandestinas, «en todos los estados del país se siguen practicando abortos todos los días», afirmó Amy Littlefield, corresponsal de The Nation.
El fin de semana último, cientos de partidarios del derecho al aborto se manifestaron en esta capital, al cumplirse el primer aniversario de la anulación de este derecho por parte del Tribunal Supremo.
Por supuesto que el tema podría instalarse en las campañas electorales de cara a los comicios de 2024.
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