La madrugada de este lunes la defensa antiaérea siria, y por cuarta vez en lo que va de año, actuó contra el lanzamiento de misiles hacia áreas cercanas a Damasco, de consecuencias aún no evaluadas, a pesar de las continuas denuncias al respecto.
Simultáneamente, Estados Unidos estableció un aeropuerto militar en las cercanía del campo de petróleo y gas de Al Omar, en el este de la provincia de Deir Ezzor para consolidar el apoyo a las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), de mayoría kurda.
A su vez, el jefe del Centro ruso para la Reconciliación de los Bandos del Conflicto en Siria, contralmirante Viacheslav Sítnik, afirmó que en la localidad de Fua, en la zona de distensión de la provincia de Idlib, se detectó actividad del grupo terrorista Hayat Tahrir al Sham, anteriormente Frente al Nusra.
De acuerdo con los datos, con la llegada de ‘activistas’ de los denominados ‘rescatistas’ de los Cascos Blancos con equipos profesionales de vídeo se preparan acciones de ataques químicos para culpar al Gobierno sirio y sus aliados.
Tales hechos, según denuncias sistemáticas de Damasco y Moscú, tienen una particular intensificación en medio de un acrecentado bloqueo contra esta nación del Levante, enfrentada además a la pandemia de la Covid-19 en circunstancias complejas y difíciles por la falta de insumos médicos. Como nunca antes en el Medio Oriente un país árabe como Siria afronta una crisis impuesta de afanes destructivos y que cuestionan los presuntos intentos del expresidente estadounidense Donald Trump de no provocar nuevas guerras sino prolongarlas.
No hay lucha contra el Estado Islámico (Daesh en árabe) porque desde Washington la estrategia consiste en quitarles ‘protagonismo, apoyar a otros grupos extremistas como el exAl Nusra y las FDS como principales fuerzas de choque contra el Estado sirio.
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