El levantamiento de la proscripción estaba pasado de tiempo; el reinicio de la tala contribuirá a crear empleos y abrir negocios, argumentó el mandatario durante un sermón en una iglesia en la localidad de Molo (noroeste).
Añadió que “no podemos dejar que haya árboles pudriéndose en los bosques mientras la población sufre debido a la falta de madera (…) Por ello decidimos abrir los bosques y producir madera…”.
Aclaró, sin embargo, que su gobierno mantiene el propósito de plantar 15 millones de árboles en el curso de la próxima década.
Las formulaciones del presidente fueron contestadas por la organización ambientalista Greenpeace la cual emitió un comunicado en el que advierte que “la decisión de eliminar la prohibición) puede tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente”.
El texto añade que “los bosques kenianos albergan especies raras y amenazadas (…) millones de personas dependen de ellos para su alimentación y medicamentos”.
Asimismo subraya que “desde la prohibición de la tala hace seis años en Kenya se registraron progresos significativos en la protección de la flora y en el combate al cambio climático”.
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