«Esta crisis es peor que la última gran crisis experimentada hace veinte años en Sudán, lo que subraya la necesidad de apoyo inmediato y sustancial», señaló el director de emergencias del IRC para Chad, Mwiti Mungania, en un comunicado.
El funcionario enfatizó que la ya deteriorada situación en la región se agrava ahora con la intensificación de los conflictos interétnicos de vieja data que afectan esa región occidental sudanesa, fronteriza con la República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur y Libia.
Por su parte, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que un total de 250 mil sudaneses podrían llegar a Chad a lo largo de este año.
Mungaina, expresó su preocupación por el agravamiento de la situación y las horribles historias de violencia contadas por quienes logran escapar de la espiral de violencia y caos que vive Sudán desde el pasado 15 de abril por los enfrentamientos entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés).
Según reportes, los refugiados procedentes de Darfur denuncian las matanzas contra la minoría local de los masalit por parte de milicias árabes con el presunto apoyo de los paramilitares del RSF.
El director de emergencias del IRC, enfatizó que pese a las enormes necesidades humanitarias, las ONG sólo reciben el 11 por ciento de los 226 millones de dólares que estiman necesarios para ayudar a los refugiados en Chad.
El pasado mes, el primer ministro chadiano, Saleh Kebzabo, aseguró que los refugiados sudaneses estaban agotando los recursos de su país y pidió a la comunidad internacional más ayudas.
Más de 560 mil sudaneses han huido a países fronterizos, más de la mitad a Egipto, desde que empezó el conflicto cuya solución no se vislumbra a corto, ni mediano plazo y cuyas consecuencias afectan a toda la región, escenario de viejos conflictos entre naciones y etnias vecinas, según Acnur.
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